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¿Cómo eran las monedas en el México prehispánico?

CulturaColectiva | 23/01/2024 | 13:40

Cuando hablamos del México prehispánico nos remontamos a 40 mil años a. C, siglos de evolución, culturas que se formaban, personas que construían ciudades, templos, pirámides, jerarquías y poder. La humanidad se forjó en el continente americano, sin saber que del otro lado del mundo la misma especie ya había descubierto sus malezas y bondades; sus errores y lo que la naturaleza podía brindarle. Hace 790 mil años, el humanoide africano descubría el fuego, pero también la civilización. 
 
El fuego fue un efecto dominó a través del cual siglos de historia comenzaron a subsistir, empezaron a administrarse y sobre todo a sacar de su luminosidad los materiales más utilizados por las manos de una sociedad: las piedras metálicas. Es en el pasado donde nuestros ancestros comprendieron que la metalurgia no era una especie de magia oscura destinada para los herejes, sino que simplemente constituía algo más, nacieron las monedas de cambio, los adornos preciosos y en la Edad Media, las espadas de acero vibraban en las cruzadas.
 
Afortunadamente, la violencia no fue lo único que el fuego provocó, también de manera indirecta hizo que el ser humano comenzara a preguntarse si en otros lugares del mundo existían piedras tan preciosas que lograran aumentar la bella riqueza. Fue allí cuando en un viaje inesperado, Cristobal Colón quiso tocar tierras de la India y se encontró con América, el nuevo mundo, uno que en su etapa tardía ya conocía la metalurgia sin ser necesariamente la base de su mercado. Aquí, en el México prehispánico dominaba el trueque y una economía basada en el intercambio, así era nuestro concepto de poder:
 
Granos de cacao
El cacao pudo haber sido la moneda de cambio más utilizada en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. Los Aztecas –por ejemplo– presumían de controlar el mercado, manejaban las semillas y la bebida que salía a partir de éstas: el famoso cacahuatl.
 
Los granos también eran vistos como algo sagrado, su siembra era sumamente cuidada y el producto en bruto –en el Periodo Posclásico– siempre iba destinado a las castas nobles y dominantes. Sin embargo, existían personas que por el simple hecho de hacer un buen trueque intentaban falsificar el cacao, algunos aldeanos rellenaban la semilla con barro y si alguna vez eran descubiertos, éstos eran sacrificados. 
 
Mantas de algodón
El algodón era uno de los materiales más utilizados en esta época, vital para la vestimenta y la simple protección del ambiente. Es por eso que siempre tuvo una importancia enorme en el mercado precolombino y en el periodo posterior a la Conquista española. Además, un dato curioso es que este negocio –en su etapa inicial– fue controlado por mujeres, ellas se encargaban del tejido y la elaboración, un oficio con el que morirían literalmente, ya que al perecer este sector de la población, era enterrado con sus utensilios, ésos que hacían las mejores mantas de algodón.
 
Hachas de cobre
Un buen ejemplo de cómo la química y el fuego se combinaron para crear una de las herramientas más útiles de este tiempo son las hachas de cobre. Éstas tuvieron su auge con los tarascos, una civilización del Posclásico tardío que habitaba en la zona de Michoacán. Ellos se dedicaban a la metalurgia y hacían de ésta su principal fuente de ingresos, es por eso que las hachas se convirtieron en herramientas imprescindibles en el mercado mesoamericano. 
 
Conchas
Desde Aridoamérica hasta Mesoamérica, los pueblos nativos de este continente siempre le tuvieron un especial aprecio a las conchas de mar que se utilizaban para crear instrumentos musicales u ornamentos. Además, de crear collares o pendientes. De hecho, en los códices de prácticamente todas las civilizaciones se pueden observar estos adornos, los cuales eran sagrados y considerados ante los ojos de cualquier indígena una representación de las estrellas y la luna: la cosmogonía de la Antigüedad. Por eso, su importancia en el mercado y el trueque es enorme.
 
Plumas, joyas de oro y piedras preciosas
Se dice que al llegar los españoles, el pueblo mexica ofreció una ofrenda de bienvenida a Hernán Cortés al confundir su arribo con la profecía del dios blanco llamado Quetzalcóatl, mismo que les enseñó a construir casas, cultivar la tierra y trabajar los metales. Una mezcla de mito combinada con realidad fue un evento donde se conjuntaron miles de plumas, joyas de oro y otras piedras preciosas. Las mostraban a un ser magnánimo porque creían que ése era el regalo justo para alguien de tanta magnitud: materiales que en el mercado eran sumamente codiciados y comercializados en el México prehispánico.
 
La economía de la época prehispánica aceptaba como moneda de cambio prácticamente cualquier cosa que significará algo útil para la vida cotidiana; sin embargo, todo eso cambió de manera paulatina con 300 años de conquista española. De hecho, no tardó mucho para que se creará la empresa mexicana más antigua: la Casa de Moneda de México, fundada en 1535. Este 2017, el recinto cumple 482 años de historia, una que está impregnada de identidad, progreso y lo que significa México para los mexicanos.
 
La Casa de Moneda de México antes fue un terreno rentado a Hernán Cortés donde se acuñaban las monedas a martillazos, pero hoy cualquiera de sus versiones seguro aparece dentro de tus bolsillos y sobre tus manos, las manos de todo México. Por eso, la herencia de nuestra historia se ve reflejada en este lugar y sus cuatro tiendas abiertas al público donde puedes adquirir monedas conmemorativas y joyas que bien podrían ser el regalo más preciado para tu familia, ya que no sólo les darías un detalle, sino algo que representa la hermosa historia de nuestro país.