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Este es el cangrejo más grande del mundo

En general, los artrópodos actuales tienen un tamaño reducido. En tierra firme parece existir algo que limita su tamaño. Hasta hace poco, se pensaba que el factor limitante estaba en la cantidad de oxígeno disponible para la respiración, pues se creía que la respiración de estos animales se daba por simple difusión.
 
Sin embargo, descubrimientos recientes parecen indicar que los insectos y otros artrópodos tienen un sistema respiratorio mucho más activo, y que, probablemente, los factores responsables de esta limitación de tamaño sean la presión de los competidores y los depredadores, y las interacciones con otros seres vivos en general.
 
Artrópodos: una mayoría diminuta
La inmensa mayoría de las especies del gran grupo de los artrópodos, que se caracteriza por disponer de exoesqueletos endurecidos y patas articuladas, son extraordinariamente pequeños. Y no es decir poco: se trata del grupo de seres vivos con mayor número de especies vivas. Los insectos, miriápodos o arácnidos más grandes apenas miden unos pocos decímetros de longitud, y son considerados como excepciones dentro del gran grupo.
 
Los artrópodos más grandes se encuentran en el mar. Allí se pueden localizar animales significativamente mayores que los de tierra firme. Algunos crustáceos, como el centollo (Maja squinado), pueden llegar a pesar hasta cuatro kilos y la cacerola de las molucas (Limulus polyphemus), con frecuencia mal llamado “cangrejo” y pariente evolutivo de los arácnidos, alcanza los 60 centímetros de longitud.
 
El artrópodo más grande del mundo es un cangrejo, que durante mucho tiempo, por similitud morfológica y anatómica, fue considerado pariente cercano del centollo. Sin embargo, Macrocheira kaempferi, conocido como el cangrejo gigante japonés, pertenece en realidad a un linaje propio de crustáceos.
 
El cangrejo gigante japonés
El cuerpo del cangrejo gigante japonés es grande, aunque no mucho más que el de otros grandes crustáceos. Lo que lo convierte en un animal descomunal son sus patas. El ejemplar más grande del que se tiene constancia científica tenía una envergadura de 3,7 metros del extremo de una pata a otra y un peso de casi 14 kilos. Aunque varias estimaciones apuntan a una envergadura de hasta 4 metros, y peso de más de 19 kilogramos.
 
Esta gran longitud convierte a esta especie en el artrópodo más grande conocido. Sin embargo, hasta donde sabemos, no necesariamente se trata del más pesado. En 1977 fue capturado en Nueva Escocia un ejemplar de crustáceo isópodo, Homarus americanus, de 20,14 kilogramos de peso. Este sería el artrópodo más pesado conocido, pero lo cierto es que se han estudiado muy pocos ejemplares de cangrejo gigante japonés, y aún se ignoran muchos datos de esta enigmática especie, por lo que no debe descartarse que exista algún ejemplar de peso superior.
 
Buena parte del peso del cangrejo gigante japonés está en sus patas, totalmente acorazadas. Para moverlas necesita de una musculatura fuerte y tendones firmes y resistentes. Estos tendones presentan unos tubos de quitosano, un biopolímero producido a partir de la quitina, que actúa como protector.
 
De hecho, se da la curiosidad de que estos tendones pueden tener aplicaciones biomédicas. Pruebas de injerto realizadas en el nervio ciático de ratas mostró que estas estructuras, con una elevada resistencia mecánica, proporcionan protección al nervio y favorecen la recuperación y regeneración del tejido nervioso.
 
¿Y por qué no más grande?
El fondo marino sigue siendo un misterio del que vamos conociendo detalles poco a poco, y aún queda mucho por descubrir. Podrían existir artrópodos más grandes, pero existe un tamaño máximo para un artrópodo marino, que no puede ser excedido.
 
Los artrópodos presentan un exoesqueleto quitinoso, duro e inflexible, que no le permite aumentar su volumen. Cuando un artrópodo crece, aumenta su peso, pero su volumen permanece invariable. Llegado un momento, el exoesqueleto “se le queda pequeño”, y es hora de mudar.
 
La muda o ecdisis es un proceso delicado. El animal debe deshacerse de su exoesqueleto anterior, un proceso que involucra la segregación de unos fluidos desde la piel, que separa su caparazón. Cuando el viejo esqueleto finalmente se desprende, el animal presenta una cobertura blanda y elástica que le permite crecer en volumen, y comienza a segregar una nueva cutícula protectora.
 
En el proceso de muda, el animal, carente de su armadura, es vulnerable a los depredadores y patógenos. Por lo tanto, cuanto más rápida sea la muda, mejor. Pero, cuanto más grande es el exoesqueleto, más fluidos, más energía y más tiempo requiere desprenderse de él, y más tiempo necesita para formar el nuevo.
 
Se desconoce cuánto tiempo tarda el cangrejo gigante japonés en realizar la muda, pero seguramente será un proceso bastante largo. Ha de existir un punto a partir del cual, los beneficios de ser extraordinariamente grande ya no le compensen los perjuicios de una muda demasiado lenta, y aumentar en tamaño suponga una pérdida en la supervivencia.
 
Desconocemos también cuál es ese tamaño máximo, probablemente dependerá del entorno, especialmente, de los depredadores y de los patógenos. Pero es probable que Macrocheira kaempferi se encuentre cerca de ese máximo.
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