Los Impresionistas, un grupo de artistas revolucionarios del siglo XIX, dejaron una marca indeleble en la historia del arte. Su enfoque innovador en la representación de la luz y el color transformó la pintura y allanó el camino para las corrientes artísticas posteriores.
Claude Monet (1840-1926)
Conocido como el padre del impresionismo, Monet se centró en capturar la luz y el color en sus obras, especialmente en sus famosos paisajes y series de nenúfares. Sus pinceladas sueltas y la representación de la atmósfera lo convierten en un ícono del movimiento.
Pierre-Auguste Renoir (1841-1919)
Renoir se destacó por sus retratos y escenas de la vida cotidiana, a menudo representando la alegría y la belleza de la vida parisina. Sus obras se caracterizan por la delicadeza en los detalles y un sentido palpable de la felicidad.
Édouard Manet (1832-1883)
La importancia de Manet reside en que influyó significativamente a los iniciadores del movimiento. Sus obras desafiantes y controvertidas, como "El almuerzo en la hierba" y "Olympia", cuestionaron las normas artísticas de su época.
Edgar Degas (1834-1917)
Degas se centró en escenas de ballet, carreras de caballos y retratos de la vida urbana parisina. Su habilidad para capturar el movimiento y la vida en la ciudad le valió un lugar destacado entre los impresionistas.
Camille Pissarro (1830-1903)
Pissarro, un miembro fundamental del grupo impresionista, se destacó por su versatilidad y su compromiso con el movimiento. Sus paisajes rurales y urbanos, así como sus escenas campestres, destacan por su atención a la luz y la atmósfera.