Ya es hora de que le des una oportunidad a los juguetes sexuales.
La revolución sexual en occidente no solamente puso sobre la mesa la aceptación de todo tipo de relaciones sexuales sino también reivindicó el disfrute del placer sin sentir culpa; no obstante, con ello definió nuestra capacidad para decidir libremente todas aquellas conductas o prácticas que tienen que ver con el sexo, dejando de lado los tabúes y prejuicios que predominaron durante mucho tiempo.
Dicho lo anterior, no estamos en ese momento de la historia donde hablar de los juguetes sexuales es cosa del demonio. Temas sobre higiene, uso y cuidado de estos dispositivos deben ser abordados, ya que estos aspectos tienen que ver con algo primordial en tu vida: tu salud. Porque, ¿sabías que existen juguetes sexuales con materiales cancerígenos o bien, dependiendo del material debería ser la higiene del mismo? Además, si no usas apropiadamente los juguetes sexuales pueden ser un vehículo para que contraigas algunas enfermedades de transmisión sexual? Si no sabías todo esto, entonces existen detalles que tienes que saber.
¿Qué son y para qué se usan los juguetes sexuales?
Para los novatos, un juguete sexual es prácticamente un juguete para un adulto, es decir, cualquier objeto que ayude para proveer placer durante el sexo o cualquier otra práctica sexual como la masturbación. La plataforma Planned Parenthood explica que estos, en ocasiones, tienen usos médicos, por ejemplo en la disfunción sexual o hasta cuando hay personas con discapacidad o movilidad limitada que desean tener actividad sexual.
¿Qué tipos de juguetes sexuales hay?
Los hay de todo tipo, formas y tamaños, pero los más comunes según la misma plataforma son:
Vibradores o masajeadores sexuales que estimulan los genitales interna o externamente.
Dildos o consoladores, que regularmente son objetos con la forma de pene y que se introducen en la vagina, el ano o la boca.
Juguetes anales, dispositivos creados para estimular o para ser introducidos en el ano como los tapones anales, las cuentas o bolas, los masajeadores de próstata y los dildos con base ancha.
Mangas o “stroker”, que son tubos suaves donde se introduce el pene o strokers para el clítoris; causan vibración o succión.
Anillos para el pene o el escroto con la finalidad de que este permanezca erecto y más duro por más tiempo.
Bombas para el pene, de vacío o bombas de vacío para la erección, que son unos aparatos manuales o con baterías que se usan para succionar el pene, la vulva, el clítoris o hasta los pezones.
Bolas chinas (Ben Wa, de geisha, Kegel o esferas vaginales) son usadas en la vagina para tonificar y fortalecer los músculos pélvicos.
Fundas para pene o “packers”, objetos que se ven y se sienten como un pene creando un bulto en la ropa interior. Son utilizadas más por las personas transgénero, queer o de género no binario.
Arneses sexuales o “strap-on”, prendas que sostienen una funda para el pene, un dildo u otro juguete sexual.
¿Son seguros los juguetes sexuales?
Un juguete sexual no tendría que ser inseguro a menos que no se use responsablemente, según los National Health Services (NHS) del Reino Unido. La limpieza es vital para que estos no sean portadores de enfermedades de transmisión sexual como clamidia, sífilis, herpes, vaginosis bacteriana, shigella o infecciones serias como hepatitis B, C y VIH o SIDA.
¿De qué están hechos los juguetes sexuales?
A pesar de que hoy en día muchos médicos o expertos sugieren por salud el uso de los juguetes sexuales, la realidad es que actualmente no hay evidencia científica que demuestre la seguridad de los materiales con los que están hechos. No obstante, hay materiales que no son seguros. Un ejemplo de ello son los ftalatos que son químicos que se usan para ablandar los plásticos rígidos y que se han prohibido en productos como los juguetes para niños, ya que tienen un efecto sobre la secreción de hormonas o la exposición prolongada a estos puede ocasionar cáncer, daños en el sistema reproductivo, los testículos o hasta el hígado. Estos ftalatos muchas veces se usan en los juguetes sexuales que son más suaves, los que tienen aspecto gelatinoso o los que vienen con materiales porosos, por lo que debieras evitarlos. Juguetes hechos con PVC, vinilo o gomas podrían contener ftalatos. Además, los materiales porosos son los más propensos, por su naturaleza y por tener una superficie más permeable, a transmitirte una infección.
Evita los juguetes sexuales que tengan ftalatos. Optar por los que son de silicona que es un material no poroso y fácilmente sanitizable. De hecho, los de silicona se plantean como los más seguros.
Consejos de los expertos para usar de forma muy segura los juguetes sexuales
Todos estos pasos o tips buscan reducir el riesgo de enfermedades de transmisión sexual, ya que que al usarlos, los fluidos corporales quedan en ellos. Así que aparte de lavarlos y almacenarlos adecuadamente considera todo esto:
Desecha cualquier juguete que esté dañado, tenga grietas o esté roto en su superficie, ya que los gérmenes pueden almacenarse allí.
Al usar lubricantes a base de silicona sobre los juguetes sexuales hechos con silicona, puede hacer que sean más difíciles de limpiar, los pueden dañar o romper y aumenta la posibilidad de transmisión de infecciones.
Si eres alérgico al látex, evita los que sean de este material.
Considera el uso de un condón para cubrirlos en su superficie y de esta forma evitar el riesgo de infecciones, sobre todo si los compartes con quien tienes sexo. Obviamente, debes usar un condón nuevo cada ocasión cambiar.
Usa el juguete sexual como juguete sexual y no para otros fines.
Compra juguetes sexuales de compañías confiables, con credibilidad y reputación.
Lávalos antes y después de cada uso por lo menos 15 a 30 segundos con jabón y agua caliente y déjalos secar al aire libre de preferencia. O sigue, las instrucciones específicas del fabricante.