El martes 14 de junio del año 74, como cualquier otro día en el Centro Histórico estaba abarrotado y los puestos semifijos en la Calle Guajardo y la explanada así como el Pasaje Alhóndiga y el Mercado de los Huaracheros, esperaban que mejoraran las ventas con la llegada de la quincena.
Todo parecía normal hasta que a media mañana llegó la pipa a surtir gas a la tortillería. A nadie le pareció extraño porque era algo normal, que ocurría periódicamente.
Pero ese martes fue diferente. La tragedia se cernía sobre la zona y nadie estaba preparado.
El trabajador de la empresa gasera, un hombre llamado Obed, conectó la manguera al tanque estacionario de la tortillería, en el corazón de ese mundo de puestos semifijos, y abrió la válvula para llenar el tanque de la tortillería, sin darse cuenta de que tenía una fuga.
Cuando lo notó fue demasiado tarde, porque en cuestión de segundos explotó la pipa causando destrucción y terror a su alrededor.
Cuando finalmente lograron sofocar el fuego se desató la rapiña, decenas de personas se acercaron para llevarse lo que quedaba rescatable de entre la mercancía carbonizada.
Los daños fueron cuantiosos, los heridos también y milagrosamente Obed, el chofer de la pipa, salvó la vida.
Fotos: El Arcón de los Abuelos