Igual que cuidamos la piel del rostro con cremas y tratamientos específicos, hemos aprendido a hacer lo mismo con el cabello. Exfoliamos el cuero cabelludo con regularidad, lo limpiamos, lo acondicionamos, usamos productos específicos según la época del año, protegemos la melena antes de usar las herramientas de calor, y por supuesto, la cepillamos. Este saludable gesto ayuda a que la melena se vea más brillante, sana y unificada, sin nudos ni enredos. Pero, además, el cepillado exfolia el cuero cabelludo, ya que elimina los restos de producto, al mismo tiempo que estimula la circulación sanguínea para favorecer el crecimiento del pelo y que este tenga más brillo a su vez. Los expertos recomiendan siempre hacerlo entre 10 y 20 veces, pasando siempre el cepillo primero de medios a puntas para evitar la rotura del cabello.
Pero pese a todos los esfuerzos por mantener la melena en perfectas condiciones, podemos notar que no está realmente limpia. Lejos de añadir otro ritual, quizá solo hay que revisar los pasos que estamos haciendo y centrar la atención en los objetos que entran en contacto a diario con el pelo: si los cepillos no están limpios, es posible que cuando los usemos volvamos a ensuciarlo. La clave para garantizar que el cabello recién lavado no se apelmace con residuos sucios es mantener limpias las herramientas que se usan. Y no basta con retirar el pelo acumulado. De hecho, son muchas las partículas que se quedan en las mismos: desde la grasa del propio cabello, la caspa, la contaminación del día a día o sencillamente los productos que como los fijadores, por ejemplo, que fluctúan continuamente del cabello al cepillo y viceversa.
Los expertos indican que los cepillos deben lavarse al menos cada quince días. “No es que sea necesario, sino que es imprescindible”. Así lo asegura Carlos Fernández, de Frank Provost, que insiste en la regularidad de la limpieza,” ya que con el paso del tiempo las púas van adquiriendo una forma diagonal que, al pasarse por el cuero cabelludo, puede dañar la piel. Por eso, y por el deterioro de la suciedad que dejan muchos productos en el cepillo, es muy importante una higiene profunda”.
Dejar el cepillo en perfectas condiciones es, según explica el estilista Moncho Moreno, un proceso muy sencillo: “solo hay que retirar los pelos que quedan enredados en la superficie con la ayuda de un peine. Después, pulverizamos un poco de alcohol sobre el cepillo para desinfectar y lo sumergimos en el lavabo con agua caliente y jabón durante unos 10 o 15 minutos. Para terminar, se aclara con agua, se deja secar y ya está listo”, apunta. Y si el cepillo es de madera, para que no se estropee, hay que limpiarlos boca abajo, de esta manera el agua solamente toca la parte de las cerdas y la goma. Con este cepillo esto las herramientas quedan en perfecto estado.