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¿Por qué una infidelidad reaviva el deseo de una pareja?

AD | 29/08/2023 | 18:49

A muchos se nos ha ocurrido imaginarnos descubriendo una infidelidad por parte de nuestra pareja. Una fantasía que suele implicar consecuencias catastróficas. Sin embargo, —sorprendentemente— al principio puede incluso tener un efecto benéfico sobre el deseo que sentimos hacia la persona con la que compartimos nuestra vida cotidiana.
 
¿La razón? La infidelidad en algunos casos se convierte en una especie de elixir afrodisíaco para la pareja, como afirma la psicóloga y sexóloga clínica Valeria Randone: “un efecto de dopaje erótico que tiene dos fases y afecta a quien engaña cuando la infidelidad es todavía secreta y a quien es engañado cuando se descubre”.
 
El efecto en los infieles
Empecemos por la primera fase, que es la que afecta a los que engañan. “Lo que mucha gente no sabe es que con frecuencia una persona decide engañar porque en realidad quiere seguir con su pareja. Lo hace esencialmente para recargar su energía y su amor propio: una actitud narcisista, en definitiva, alimentada por piropos o charlas eróticas con su amante”.
 
Esto representa un torbellino de sensaciones que, con suerte, puede hacer más tolerable el aburrimiento que a veces surge en una relación estable de larga duración. Parte de esta energía se lleva al hogar, donde se disfruta del abrazo tranquilizador de la relación en curso.
 
Se trata de un mecanismo que en algunas circunstancias parece funcionar tan bien que da lugar a verdaderas vidas paralelas con resultados un tanto paradójicos: “Conozco parejas de amantes que acuden a terapia para intentar seguir siéndolo”, explica Randone. Así, el engaño se convierte en una forma de “no afrontar las razones del deterioro del vínculo con la pareja oficial y reponer energías para seguir adelante”.
 
¿Qué pasa cuando se descubre una infidelidad?
Por muy descabellado que parezca, hacer frente a una infidelidad puede reavivar la relación de pareja. Es muy similar al dicho popular de: “no sabes lo que tienes hasta que lo ves perdido”. “Cuando una persona descubre que el compañero al que solía dar por sentado, incluso sexualmente, se ha convertido en el objeto del deseo de otra persona, inmediatamente vuelve a resultarle atractivo. La traición tiene un increíble efecto euforizante incluso en la persona traicionada”.
 
Es una lástima, sin embargo, que este efecto elixir, como todos los elixires, sea extremadamente efímero: “Esta sexualidad resultante de la infidelidad dura muy poco: es en realidad una bandita sobre una gran herida”. Una herida emocional que Randone compara con un tsunami porque, de hecho, “la pareja tradicional queda devastada. La confianza, el pacto de unidad y fidelidad se erosionan, con un duelo de planificación compartida. A no ser, claro está, que se trate de una pareja abierta”.
 
Cuando la traición no es sexual
Una vez comprendido el efecto electrizante, cabe preguntarse si funciona en todos los casos, por ejemplo cuando la infidelidad no se consuma sexualmente, sino quizá solo a nivel de fantasía o virtualmente. “Funciona aún más”, dice Randone, “porque el amante virtual funciona únicamente como un vehículo. Una implicación emocional, cognitiva, de confesiones, de fantasías que se vuelca entonces hacia la pareja que duerme a nuestro lado. Se convierte en un medio para hacer el amor con el otro. En este caso, la pareja se beneficia sin saberlo de la presencia del fantasma del amante en la cama”.