Algo muy, pero muy importante en los modelos que vas a ver a continuación es el color y los materiales que vas a elegir desde un principio. Nuestras recomendaciones: tonos neutros y sólidos, sin estampados, de telas como lona, lino, lana y sarga de algodón. Si tu estilo lo amerita puedes considerar incluso la piel. Pero nunca poliéster ni mallas, y jamás con ajustes de plástico en la parte posterior; si acaso, una hebilla para cuando debas liberarla.
Flex-fit o flexibles
Modelos que no son ajustables, pero generalmente vienen en tamaño pequeño, mediano o grande. Lo que les caracteriza es que tienen una banda elástica en la parte posterior que permite un pequeño estiramiento; razón por la que algunos le pueden considerar “talla única”. Lo mejor es que usualmente estos diseños no están limitados a eventos deportivos —pues no tienen un look limitado al estilo atlético—, sino que también transitan fácilmente por los terrenos de la moda. A menudo se ajustan muy bien si tienen el tamaño adecuado. Pueden ser de distintos materiales y colores, y las puedes usar con blazers de tinte preppy y atuendos universitarios.
Corte mediano
Es decir, todos sus elementos se quedan a medio camino entre los extremos más sutiles y acentuados que puede tener una gorra. Corona media —en otras palabras: una curvatura moderada—, profundidad media y con un ajuste bastante promedio. Algo importante con este modelo es que necesitas conseguirla de tu talla correcta para no recurrir a un modelo snapback; de esos con las plantillas ajustables en la nuca. Ideal para usar con traje o playeras y jeans clásicos.
Shallow
Una corona apenas perceptible, una profundidad bastante corta y un ajuste ceñido a la cabeza. Las clásicas de genio en Sillicon Valley o look de millonario al frente de una corporación. Crucial si la necesitas para ir del gimnasio a la oficina y el resto de tus obligaciones en la semana.
