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Familiares y amigos despiden a Doña Elodia

David Medrano | Plano Informativo | 01/08/2023 | 19:25

San Luis Potosí, SLP.- Una noche antes de que naciera Doña Elodia, una gigantesca luna llena asomaba en una de esas noches de octubre tan características.
 
O como también los hay esos ojos divinos de diciembre.
 
Doña Elodia Tovar, aún con varios años, se le veía en el restaurante menudería que como ejemplo de mujer emprendedora, abrió hacia mediados del siglo pasado, sus manos ya las recorrían esas cariñosas arrugas que concede la vida.
 
Sus padres le dieron ese nombre, porque en el día de su nacimiento el 22 de octubre, un 1930, era el que correspondía en el santoral.
 
Una noche de 1933, un 15 de septiembre, cuando reventó la represa de La Constancia e inundó a la ciudad de San Luis Potosí, para salvar su vida y la de sus hermanos, los papás de Doña Elodia la ubicaron en el techo de la iglesia del barrio de Tlaxcala, consagrada a la virgen de la Asunción.
 
Cuando era aún muy joven ayudó a su familia a la comercialización de diferentes productos, desde semillas hasta ropa confeccionada en manta, en lo que era entonces la economía pos revolucionaria.
 
Ese barrio desde entonces ya era mágico, con sus calles reducidas bien trazadas y que le dieron origen a la ciudad, en la que varios años después, en la avenida de la Paz, estaría ubicada la menudería tan afamada, como una de las primeras del Viejo San Luis, pensada por Doña Elodia desde que empezó esa vendimia, hace mucho, justo en el atrio de la iglesia desde donde una tarde de azul y blanco, la despide.
 
Las exequias de la madre, la abuela, la bisabuela llenó el templo de Tlaxcala, varios asistieron a la despedida ataviados con colores blancos, como una enorme sábana que se extendía desde la entrada hasta donde se transpiraba su recuerdo permanente.
 
El himno de las hermanas de María, tenía mucho de la tarde de afuera, entonado por coristas distinguidas, por la medalla de la virgen, colgantes de ese listón en azul y blanco.
 
Como la tarde de una despedida
 
Las despedidas siempre son tristes pero se conjuran con recuerdos, como el suyo, el que se aloja en todos aquellos que vieron salir el cortejo fúnebre hacia el atrio, antes de que comenzara a cobijarse de flores de varios colores, y de la profunda solemnidad.
 
Doña Elodia se despidió un día de verano, pero ahora se conoce cuando nació al día siguiente de una gigantesca luna llena, justo como la que habrá de visualizarse este 1 de agosto.
 
El azul tan azul de las 15:00 horas, está cruzado de franjas blancas, nubes, una de ellas, extendida como una singularidad permanente, hasta allá, hasta mucho más arriba. Para siempre.