Estavida, que hoy vivimos, es un vida que va muriendo. Porquela existencia es temporal; es solo algo, de lo que viviremos en la eternidad.
El hombre que solo piensa en esta vida, vivirá en la desdicha; ya que ignora, cuántos serán sus días.Y ésta, es una vida que va muriendo.
Por eso, es necesario morir para recuperar la vida.Decía San Agustín: esta vida,es una vida que muere; por eso, no puede ser verdadera vida.
Lo que está determinado por el tiempo,está sujeto a movimiento.Y lo que hoy se tiene, mañana estará perdido.
Hay personas, que hoy sienten de un modo, pero mañana van a cambiar de parecer.
El que hoy te ama, mañana te despreciara.Porque estamos, expuestos al cambio.
Jesús, al entrar en este mundo, fue víctima de la injusticia y la traición.
Y en su entrada a Jerusalén, muchos pedían que viviera; aunque pocos días después, estarían pidiendo su muerte.
Así lo narra el Evangelio:“ Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!”. (Mt.21).
Díasdespués, la muchedumbre pediría su muerte. Asílo narra, el Evangelio de Mateo: “Pilato les dijo: ¿ Y qué voy a hacer con Jesús, que se dice el Mesías?. Respondierontodos: Crucifícalo”. ( Mt. 27).
Ya lo dijo el Profeta: “El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?” (Jer.17, 9-10).
No hay quefiarse de las alabanzas; porque éstas, o son fingidas, o son pasajeras.Porque confacilidad, cambiamos de parecer y de modo de sentir.
Este mundo, está dominado por el padre de la mentira, ese ser al que todos conocemos como: “el diablo”.
Pero Jesús,nunca se dejó envolver porelengaño; precisamente, porque Él, vino avencer el mal.
Caberecordar, que el mundo que vivimos, es temporal, y por esocambia. Por tanto, no hay que apegarse a lo que es pasajero.
Loúnico permanente, es Dios, y lo que de Élviene. Por esa razón,es bueno confiar en el Señor. Yaque Dios, es la única verdad.
Sidecimos: que vivir es morir,es porque nada es permanente.
Yaquellos que hoy te quieren,quizámañana,pedirán tu muerte. Y de esto , no se escapó, ni el mismo Redentor.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez