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'Museo del Hombre' conserva su nombre frente a la censura actual

El Debate | 20/02/2023 | 14:43

El Museo del Hombre, el museo de antropología ubicado en el Palacio de Chaillot, en París, es una especie de isla con semejante nombre en medio del océano de la plaza de Trocadero de la capital francesa. Está de actualidad por una gran exposición, «Arte y Prehistoria», sobre el arte rupestre en todo el mundo. Una exposición también, no la que muestra sino a la que va a ser sometido, por la que cabe la posibilidad de que los guardianes de la inclusividad pongan sus miras en él, concretamente en su denominación.
 
Un museo antropológico es un museo del hombre como especie que no admite diversidades más allá de la diversidad que reflejan las propias pinturas prehistóricas que se exponen en la actualidad. El Museo del Hombre parisino resiste a la ridiculez que no es una posibilidad sino una realidad ya ocurrida en Europa, concretamente en España y, más aún, en Santa Cruz de Tenerife. En 2018 el Museo de la Naturaleza y el Hombre (MNH) de la isla canaria fue «renombrado» como Museo de la Naturaleza y Arqueología (MUNA).
 
La razón no fue museística o científica sino ideológica. El entonces presidente del Cabildo, Carlos Alonso, de Coalición Canaria, junto a la consejera insular de Museos, Amaya Conde, afín al PSOE, según se desprende de sus perfiles en las redes sociales, dijo que el cambio era «casi obligado por la necesidad de incluir a todos y todas en el Museo como un elemento vivo y porque había que volver a sus orígenes, lo que se logra con el nuevo nombre». Alonso también dijo que el nuevo nombre era «acertado» por ser «sonoro, breve y fácil de recordar y de decir en otras lenguas» y porque «cumple esas necesidades que se tenían con el proyecto, es decir, que fuera inclusivo en el sentido de incorporar a toda la sociedad y todos los contenidos que muestra el Museo».
 
Como puede comprobarse en las declaraciones, ni una palabra sobre antropología, tampoco por boca de la consejera de museos en los siguientes términos no precisamente museísticos: "Se entendía que el nombre 'no era inclusivo, era polémico y porque parte de la sociedad no se veía representada'. Añadiendo que 'había olvidado la Arqueología, no explicaba lo que había en el Museo y era difícil de retener'.
 
Precisamente el nombre del Museo del Hombre de París apareció en los «test» (así los llamaron) que precedieron al cambio de denominación del museo isleño, en los que se aludió a que al museo francés sí le corresponde el nombre porque aborda la evolución humana desde la Prehistoria y la antropología física, al contrario que el museo tinerfeño, que «tiene encomendado investigar, conservar y difundir sus colecciones de historia natural».
 
La farragosa explicación que se completaba con la improbable excusa de que las siglas MNH eran «difíciles de recordar y pronunciar», a pesar de que la mayoría de los ciudadanos de la ciudad, según los «test», las reconocían y las utilizaban para referirse al museo. Una retahíla de justificaciones para las que incluso se llegó a contratar a distintas agencias de «naming» a través de una convocatoria pública.
 
La parafernalia que no pudo ocultar que la remoción del nombre original provenía de la «no inclusividad» que denunciaron las «personas e instituciones» que también podrían poner ahora sus miras en el museo parisino para quitarle el «hombre» al lugar que muestra la evolución del hombre, el mismo lugar, precisamente, donde la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948.