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El próximo biopic de Amy Winehouse desata críticas

GQ | 25/01/2023 | 11:11

La producción del nuevo biopic de Amy Winehouse, titulado Back to Black, apenas ha comenzado y ya se ha convertido en objeto de crítica airadas. 
 
Aunque se aprobó en 2021, el proyecto recobró el protagonismo a principios de este año, cuando se anunció que Marisa Abela, la protagonista de la serie Industry, encarnaría a la cantante, y que Sam Taylor-Johnson, quien ya ha transitado por el territorio de los biopics musicales con *Nowhere Boy —*el biopic de John Lennon de 2009—, se pondría detrás de la cámara. Desde entonces, no han dejado de aparecer imágenes de Abela en el set de rodaje, ataviada con el icónico atuendo y el estilo beauty de Winehouse: sus tatuajes, su grueso delineador de ojos y su inconfundible moño. También podemos ver a Eddie Marsan encarnando a su su padre, Mitch, y a Jack O'Connell como su exmarido Blake Fielder-Civil.
 
 
Decir que la respuesta ha sido rápida es quedarse corto. A los pocos minutos de que circularan las imágenes del rodaje, muchas de ellas mostrando a Marisa Abela aparentemente presa de un ataque de nervios, Twitter no paraba de generar críticas y tuits llenos de incredulidad sobre lo que los usuarios ya tachaban de insensible y explotador.
 
 
 
Es difícil juzgar la totalidad de una película basándose en unas cuantas fotos de rodaje descontextualizadas, pero, para algunos, la mera existencia de la película ya toca una fibra sensible. Back to Black es la última de una serie de biopics de grandes leyendas de la música que, en el mejor de los casos, pretenden honrar el legado de figuras culturales y, en el peor, se aprovechan del trauma de personas reales. Viene a la cola de una serie de películas, algunas alabadas, como Elvis y Rocketman; otras criticadas, como Blonde y otras en un punto intermedio, como Bohemian Rhapsody, que recaudó cantidades ingentes de dinero aun siendo bastante mala. Consideras en conjunto, es comprensible que algunos piensen que hemos alcanzado la masa crítica de biopics.
 
Pero aparte de la fatiga cultural, contar la vida de Amy Winehouse en la gran pantalla ha puesto el dedo en la llaga. Winehouse saltó a la fama a principios de los 2000 gracias a su inconfundible voz propia del jazz, y acumuló nominaciones a los Grammy y otros galardones. Pero su fama se vio empañada por sus problemas con las drogas, el alcohol y su desorden alimenticio, la mayoría de ellos bien documentados por una prensa implacable y explotadora. Amy falleció trágicamente en 2009 a los 27 años por intoxicación etílica. Su corta vida se ha convertido en un símbolo tanto de los efectos devastadores del abuso de sustancias como de la implacabilidad con la que el público y la prensa arremeten contra las jóvenes que están en el centro de atención hasta su destrucción.
 
Aunque la sinopsis oficial de la trama, que Taylor-Wood reveló en un comunicado en el que anunciaba la aprobación, afirma que la película abordará "la trágica y singular historia de Amy junto con la parte más importante de su legado: su música", lo primero que vemos desde el set de rodaje son las disputas públicas entre Winehouse y Civil-Fielder, que no ayudan a apaciguar a los detractores.
 
Además de las dudas sobre si la película arrojará nueva luz sobre la problemática realidad de Amy Winehouse, está la revelación de la pérdida de peso por parte de Marissa Abela para ponerse en la piel de la cantante. “Me da la sensación de que mi cuerpo es como un instrumento con el que estoy practicando para un trabajo”, explicó la actriz en el pódcast Before the Lights. En su defensa, también habló de toda la formación musical y vocal que estaba recibiendo para prepararse el papel, pero el poner el foco en el cuerpo de Amy, resultado de un desorden alimenticio poco explorado, ha dejado un mal sabor de boca a los fans.
 
Se trata de un tema delicado para Marissa. Nunca iba a ser fácil encarnar a alguien tan omnipresente en la cultura pop, sobre todo al inicio de su carrera como actriz. Puede que Austin Butler sea el único que lo ha hecho bien, e incluso así, es probable que tenga que hablar como Elvis el resto de su vida. Incluso con Industry en su haber, Abela es una cara relativamente nueva, lo que probablemente sea ideal para los directores de casting que buscan contratar a alguien que no distraiga del papel, pero podría decirse que no es algo bueno para Abela que tiene que cargar con la montaña de expectativas que vienen con Amy Winehouse.
 
Es innegable que la participación de Taylor-Wood en la película también ha cubierto de un halo negativo a la producción desde el principio. Aunque su trabajo como directora habla por sí mismo, a lo largo de los años ha recibido críticas por su relación con su marido Aaron Taylor-Johnson, más de 20 años menor que ella y al que conoció cuando él tenía 17 años en el rodaje de Nowhere Boy. A Internet le gusta elegir al malo de la semana, y Taylor-Johnson lleva siendo candidato durante un tiempo. De hecho, se ha convertido en un asunto bastante polémico para unos cuantos voceros iracundos en redes sociales. Se podría argumentar que, de haber contado con otro director o directora, no habría habido tanta sed de crítica. 
 
Pero el verdadero elefante en la habitación y, probablemente, la mayor causa de preocupación, es la participación del patrimonio de Winehouse, en concreto de Mitch Winehouse. Este tipo de implicación en un biopic no es nuevo. Queen tuvo mucho que ver en Bohemian Rhapsody y los Presley dieron su bendición para Elvis. Pero Mitch Winehouse no ha sido precisamente un ejemplo a la hora de proteger la integridad de su hija (no olvidemos la malograda gira con hologramas que, según él, era "una oportunidad para mostrar a la verdadera Amy a través de un holograma"). Seguro. Mitch criticó Amy, el documental de 2015 que posiblemente nos ofrecía uno de los exámenes con más matices de la cantante, por retratarlo como un facilitador de su adicción. ¿Puede una película bajo la influencia de alguien que intenta blanquear su propia imagen llegar a ser realmente fiable?
 
Es probable que Back to Black no llegue a los cines hasta 2024, por lo que los temores acerca de sus méritos como retrato sensible de Amy Winehouse no se disiparán pronto. Hasta entonces, y mientras nos sigan llegando imágenes del rodaje, el clamor en Twitter seguramente siga aumentando.