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¿Por qué te quedas mirando al cielo? (Homilía)

Plano Informativo | 29/05/2022 | 02:46

¿Qué buscas en las alturas?  Si Jesús ascendió, fue para descender al interior de tu alma. Por lo tanto, no busques en los cielos, lo que llevas en el corazón.

 

No añoremos un pasado que ya se fue; no hay que dejarse envolver por  la nostalgia. Porque vivir, es mirar hacia adelante; y algo bueno está por suceder.

 

El pasado, ya no es vida.  Porque lo pasado ya no está. Pero nosotros, seguimos  volteando hacia atrás. Y por vivir en el pasado, no nos permitimos estar en el  presente. 

 

Cuando Jesús partió a los cielos, sus discípulos se quedaron mirando  hacia lo alto, lamentando su partida; pero no imaginaban, que lo mejor habría de venir.

 

Hoy, que celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor, nos dice el libro de los Hechos: que unos hombres vestidos de blanco les dijeron a los discípulos: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”. (Hecho.1,11).

 

No  busques a Dios en las alturas; a Él, lo podemos encontrar en el interior. Porque el alma, es la morada donde habita Dios. 

Cristo está vivo, y vive entre nosotros; pero el ruido de la existencia, no nos deja percibirlo.

 

Si Jesús ascendió, fue para descender a lo mas íntimo de  nuestro ser, y así,  estar más cerca que nunca.

 

Dice el Papá Benedicto XVI: “La ascensión no es un marcharse a una zona lejana del cosmos, sino la permanente cercanía que los discípulos experimentan con tal fuerza que les produce una alegría duradera”. ( Jesús de Nazaret)

 

Y ese cielo que nos parece lejano, ahora lo tenemos al alcance; porque lo llevamos dentro. Ya no hay que  esperar a morir, para vivir el cielo.

Por tanto, no vivamos de espaldas a  la luz; para que después, no nos quejemos, de  que Dios no está con nosotros.

 

Somos nosotros, los que vivimos ignorando a Dios; y  se  nos pasa la vida, sin  percatarnos de su presencia.

 

También, dice Lucas: “Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios”. (Lc.24).

 

Los discípulos no estarían alegres, sin estar convencidos, de que Jesús estaba con ellos.

 

Porque una vez, que lo vieron marcharse,  no se quedaron tristes, al contrario, volvieron a Jerusalén llenos de gozo. 

 

Hoy, la vida se vuelve más ligera, porque contamos con la presencia constante de Jesús. Y así,  la existencia deja  de ser una carga.   Porque  Dios, camina con nosotros; y convierte, nuestra pesadez en ligereza,  ya que hoy,  nos devuelve la alegría.

 

Tengamos pues, la certeza de Dios. Porque Él, jamás abandona;  y ahora,  se encuentra más cercano que nunca.

Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez