Tal como las matemáticas: a+b=ab, lo que somos y como somos es la suma de lo que pensamos. Esta suma está hecha de las ideas que consumimos y que provienen en gran medida de los medios de comunicación, pues lo que nos venden es eso, ideas, ideología.
Uno puede saber el nivel de educación y conciencia sexual de alguien si conocemos lo que lee, mira y oye la persona. Y esto no sólo a través de la televisión, la radio y los periódicos o revistas; las personas también somos medios de comunicación, así como el internet, los videos, los celulares, el cine, el teatro, la pintura, la fotografía, la danza, la escultura, los libros, la música, la moda, las artes decorativas, el diseño gráfico… que usamos para expresarnos.
La sexualidad no sólo se vive, también se expresa y en esa medida se genera un círculo: consumimos lo que otros expresan y al expresarnos los demás consumen nuestras ideas. Jean Paul Sartre, filósofo existencialista del siglo XX, decía que nos comportamos como creemos que todo el mundo debería hacerlo y el sexo en todos estos ámbitos ha sido abordado.
Los medios de comunicación son determinantes en la forma en que vivimos, aceptamos y reproducimos las conductas que marcan nuestra vida sexual, ya sea para liberarnos o para controlarnos, pues la sexualidad logra ambas cosas.
Nuestra conducta sexual está conformada por las ideas que de ello tenemos y que consumimos en la sociedad en que vivimos, que obtenemos de los medios que nos rodean para comunicarnos. Si consumimos sexo con violencia será muy probable que lo desarrollemos, a cualquier nivel, ya sea sicológico, económico o inclusive físico.
Lo importante es darnos cuenta de que somos responsables de lo que consumimos y del por qué lo consumimos; por ejemplo, no estamos obligados a ver pornografía, optamos por verla y hasta elegimos si la consumimos en revista, tele, cine, video, foto, pintura, etc. Tampoco estamos obligados a consumir ideas machistas o feministas, optamos por aceptarlas involucrándonos con personas que las manifiestan, con libros, programas o revistas de este tipo.
En la sociedad hay una interminable forma de ver la sexualidad que va desde la repetición de los tabúes hasta las ideas más liberales. Las telenovelas, por ejemplo, son reforzadoras de los estereotipos y logran una marcada influencia en la población que las consume, sobre todo, después de varios años.
Otra forma de consumir sexualidad es la música, el 90% de las canciones están compuestas bajo el tema del amor y la forma en que creemos debe ser o no la relación de pareja. Con la música podemos decir las cosas más tiernas o las más ofensivas y vulgares.
Saber elegir lo que nos educa sexualmente en las diferentes etapas de nuestra vida es una responsabilidad diaria, distinguir entre lo que nos permite vivir sexualmente una vida sana y plena es tarea que no acaba y que además compartimos todos.
Toma Nota
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Sin embargo, los profesionales con peor reputación en una lista de 40 profesiones son los vendedores de telemarketing, los comerciantes que llaman a horas intempestivas al celular o al teléfono del trabajo sin explicar cómo consiguieron el número.
El sondeo, realizado anualmente por Reader's Digest, sitúa a los políticos en el puesto 39 y a las profesionales del sexo en el 38.
Los otros 10 profesionales con peor fama son los dependientes en las cadenas de comida rápida, los consejeros financieros, los directivos, los conductores de grúa, los periodistas, los agentes inmobiliarios y los vendedores de coches.
Los bomberos volvieron a retener la primera plaza entre los sectores más reputados, seguidos por el personal de las ambulancias, los pilotos, las enfermeras y los médicos.
Willie Apiata, piloto del Ejército, condecorado con la Cruz Victoria al valor en Afganistán, es la persona más querida en Nueva Zelanda.