Durante 21 años en ese mal llamado trabajo, porque de acuerdo con el vocalista Rubén Albarrán, su profesión tiene más de placentera que de labor, Café Tacvba ha recibido grandes bendiciones de la música, y ha podido cosechar cosas muy positivas.
Durante 21 años en ese mal llamado “trabajo”, porque de acuerdo con el vocalista Rubén Albarrán, su profesión tiene más de placentera que de labor, Café Tacvba ha recibido grandes bendiciones de la música, y ha podido cosechar cosas muy positivas.
Su talento, carisma, fusión rítmica y explosión en el escenario ha ubicado a Albarrán Cone Cahuitl, Emmanuel del Real, Joselo y Quique Rangel como el grupo de rock más importante de México, mérito que los ha llevado a trascender fronteras geográficas, culturales e idiomáticas, tal como quedó demostrado en sus visitas a Japón, y recientemente a China.
Pero hay algo que ni la fama mundial que ha alcanzado el cuarteto de ciudad Satélite en dos décadas de historia, ni el reconocimiento otorgado por sus colegas y la industria musical, mucho menos los múltiples premios recibidos, han hecho que deje de ser una banda agradecida y olvide el compromiso social que emana del rock.
Café Tacvba, motivado sobre todo por el activismo social de su vocalista, ha participado en diversas causas, como su apoyo a comunidades indígenas, al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y a los damnificados por las inundaciones en Tabasco en 2007.
De ahí que el cuarteto cerrará la etapa conformada por sus dos giras internacionales “Sino” y la conmemorativa “20 años, 20 ciudades”, mismas que mantuvieron activo al grupo durante tres años, con un magno concierto el 9 de junio en el Infield del Hipódromo de las Américas.
Las ganancias obtenidas de esa presentación serán destinadas a diversas instituciones, desde la Protectora Nacional de Animales AC, y la Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas (Ajagi), hasta la Fundación Cultural Camino Rojo y el Colegio Laureles IAP, entre otras organizaciones no gubernamentales (ONG).
“Estamos entre fuegos, entre las diferentes mafias, está el narcotráfico por un lado, y por el otro están los políticos, y en realidad nadie está trabajando por nosotros, y eso es evidente, entonces lo que tenemos que hacer es unir a la sociedad civil, ponernos en acción, crear esas alianzas, empezar a generar apoyo entre nosotros”, explica Albarrán a KIOSKO de EL UNIVERSAL.
El concierto del próximo miércoles en el Infield del Hipódromo de las Américas, en la ciudad de México, marcará para Café Tacvba no sólo el final de tres años de gira, también el inicio de un largo y merecido descanso, en el que Albarrán, Meme, Joselo y Quique Rangel se dedicarán a sus proyectos personales, mismos que les han permitido tomarse un respiro cada determinado tiempo para lograr mantenerse juntos durante 21 años de carrera.
“El 9 de junio será la última fecha de esta gira, y a partir de ese momento cada quien toma por su lado, comenzaremos a trabajar en lo individual, y ya pasado el tiempo, cuando estemos más descansaditos, más oreaditos, con nuevas ideas, con ganas de volvernos a juntar, ya nos llamaremos, o nos mandaremos un e-mail y nos juntaremos de nuevo para hacer un disco nuevo”, comenta el cantante.
Aunque Los Tacvbos no estarán activos en conciertos, será este mismo año cuando se exhiba al público su documental Seguir siendo (dirigido por Ernesto Contreras y José Manuel Cravioto, y que se estrenó en la pasada edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara), y que el pasado jueves inauguró Festival de Cine Hola México, en Nueva York.
Este año también saldrán a la venta los dos libros pendientes sobre la banda, uno de fotografías que prepara el propio Albarrán, y uno más de entrevistas escrito por Enrique Blanc, y cuyo título tentativo es Bailando por nuestra cuenta.
Cone Cahuitl (como se hace llamar Rubén Albarrán en esta etapa de su carrera) comenta que durante el receso de Los Tacvbos retomará su proyecto Tepetokio (el que integra junto a su esposa Psikini) para trabajar en la continuación del álbum Bienvenido al sueño.
El vocalista también planea dar seguimiento a Hopo, el grupo que conforman Alejandro Flores (intérprete de música folclórica que acompaña a Café Tacvba), y los músicos chilenos Rodrigo Ichinoi Aros y Juan Pablo Villanueva El Muñeco. “Con Hopo nos juntaremos otra vez en octubre, tocaremos en Santiago, iremos a California, probablemente hagamos algo en México, tengo planeado esos dos proyectos, descansar y estar en familia”, añade el vocalista de la banda.
Contrario a las convocatorias a las que diversos músicos e intérpretes mexicanos han acudido para sumarse a la celebración del Centenario y Bicentenario de la Revolución y la Independencia, respectivamente, Albarrán dice que Café Tacvba ni ha recibido propuestas para participar en actos conmemorativos.
“Como grupo no nos han invitado, y será por algo (risas). Tenemos diferentes visiones, personalmente creo que no tenemos nada que festejar, estamos en uno de los peores momentos de nuestra historia, supongo, porque las cosas han sido mucho más intensas, la parte negativa es muchísimo más negativa, al igual que la parte positiva”, opina el músico.
“También hay mucha gente que está trabajando muy arduamente porque podamos elevar nuestro nivel de conciencia, porque podamos vencer de alguna forma, o en algún momento, la ignorancia que tanto nos oprime.
“Pero me parece que no hay nada que festejar este año en México, o sea, nunca hemos sido independientes, la Revolución fue un mito. Yo no veo, personalmente,
nada que debamos celebrar como país”, concluye el vocalista.