Una bebida que no es para emborracharse sino para soñar con el alma.
San Luis Potosí, SLP.- Con una historia milenaria y llamado el elíxir de los dioses, el mezcal es la sangre que corre por las venas del Altiplano Potosino.
El mezcal o mexcalli, por su origen en la lengua náhuatl, era considerado sagrado por nuestros antepasados, le adjudicaban propiedades curativas y en algunos casos hasta mágicas.
Hoy en día, en México se destilan 15 distintas clases de maguey o agave, cuyas variedades establecen un sabor particular, característico de cada región, lo que lo hace único e inigualable.
Para La Gran Chichimeca, la región que establecía la ancestral frontera de la Huachichila San Luis Potosí, la miel del agave Salmiana es la que nos regala la personalidad que distingue al mezcal potosino del que se destila en el resto de la República Mexicana y que hoy nos lleva a traspasar las fronteras no solo del estado sino del país, con un producto, puro y noble, cuyo proceso de elaboración aún guarda la esencia de sus primeros creadores, como bebida espirituosa, por los Monjes Carmelitas.
"Para Todo Mal Mezcal y para Todo Bien también y si no hay remedio nos tomamos litro y medio", reza la sabiduría popular.
Hoy es motivo de orgullo el saber que San Luis Potosí es uno de los productores más importantes de mezcal en el país, sobre todo tomando en cuenta que ese camino no ha sido fácil y que ha tenido mucho que ver la fe, el trabajo y la paciencia de aquellos que lo producen, desde el jimador que corta la penca para llevar la piña a los hornos y comenzar el delicado y estricto proceso que se requiere para arrancar de la tierra la mejor bebida y hoy por hoy tal vez la más emblemática de nuestro país, aún más que el tequila.
Es un momento de coyunturas que establecen al mezcal como una bebida que trasciende más allá de modas, es innegable que hoy ha dejado atrás el estigma de ser una bebida del vulgo y del humilde, para ser un trago de alto paladar y cuyo costo puede rebasar a los más costosos licores, sobre todo en el extranjero.
Los municipios del Altiplano Potosino, como Charcas son parte viva, y permanente testigo de ese amor que refiere a la destilación del mezcal. Este 2019, se celebra por tercer año consecutivo la fiesta del mezcal potosino, que invita a propios y a extraños a disfrutar del sabor y de la hospitalidad de su gente.
El mezcal de San Luis, sin lugar a dudas ha establecido una identidad propia que nos invita a probar una bebida que no es para emborracharse sino para soñar con el alma.
Fotografías cortesia: Héctor Guevara