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¿El color de cada fruta depende del animal que se la come?

Agencia | 26/09/2018 | 17:51

Rojos, verdes, morados, naranjas, amarillos... La variedad de colores y tonalidades es inmensa cuando hablamos de frutas maduras. Los científicos creen que estas deben su arco iris de colores a los diferentes animales que las comen.
 
De esta forma, el rojo brillante de una baya sería una señal clara para los pájaros hambrientos... Pero esto no es una idea reciente. Desde finales de 1800 los investigadores han afirmado que los colores de las frutas carnosas evolucionaron para llamar la atención de ciertos animales, aunque no hay evidencias claras. Y parte del problema es que muchos estudios del color de la fruta dan por hecho que percibimos los colores como lo hacen otros animales, asignando cada tipo de fruta a un conjunto de categorías según su color (como el naranja o el amarillo) de acuerdo con la forma en que los humanos las perciben. Pero, ¿podemos estar seguros de que el color rojo es igual para un humano que para un pájaro?
 
Los seres humanos contamos con tres tipos de células cónicas con sensor de color en los ojos, cada una de ellas sensible a diferentes longitudes de onda de luz. Pero la mayoría de mamíferos tienen sólo dos tipos de células cónicas. Y los pájaros tienen cuatro, lo que les ayuda a ver una gama de colores que nosotros nunca tendremos la suerte de poder percibir...
 
Una fruta que nos parece negruzca, por ejemplo, puede reflejar rayos ultravioletas, que las aves pueden ver pero los humanos no."Con la excepción de un puñado de otros primates, ningún otro animal de la Tierra ve el color de la manera en que lo vemos nosotros", señaló Kim Valenta, coautor del estudio y profesor asistente de investigación de Antropología Evolutiva de la Universidad de Duke.
 
Muchos estudios tampoco tienen en cuenta otros aspectos por los que las frutas desarrollan sus colores específicos. Por ejemplo, algunas especies de plantas simplemente se parecen a sus parientes genéticos más cercanos, dando frutos que son rosados o parduscos porque sus antepasados comunes así lo hicieron. Otra teoría que tampoco recogen los estudios publicados es que el color de la fruta podría ser producto de factores ambientales como la latitud, la temperatura o las propiedades del suelo.
 
Omer Nevo de la Universidad de Ulm en Alemania, Valenta y sus colegas recogieron datos sobre frutos maduros y hojas de 97 especies de plantas en Uganda y Madagascar, tales como arándanos amarillos, bayas de color negro-azul y frutos de Weinmannia blanquecinos. El equipo descubrió que los colores de las frutas de especies estrechamente relacionadas no son más similares de lo que se espera por casualidad.
 
Sin embargo, las frutas que son consumidas principalmente por mamíferos (como los monos y los simios) tienen una mayor reflectancia en la parte verde del espectro, mientras que en las frutas preferidas por las aves se reflejan más en el rojo (presumiblemente, porque las aves tienden a depender más de su aguda visión del color que muchos otros animales, y los rojos son más fáciles de ver contra el follaje verde).
 
Los hallazgos de este estudio refuerzan la idea de que los animales ayudaron a impulsar la evolución de los colores de las frutas en las plantas tropicales. También descubrieron que las plantas cuyos frutos reflejaban la luz ultravioleta también tendían a tener hojas que reflejaban la luz ultravioleta, lo que sugiere que el color del fruto es (al menos en parte) una respuesta a factores ambientales que afectan a toda la planta, como la protección contra los rayos dañinos del sol.
 
El equipo de investigación planea analizar otros rasgos de la fruta como el olor, el tamaño o la textura. "Puede ser que el atractivo visual, que a menudo se logra con el uso de rojo, cautive a las aves, pero el aroma es más importante para atraer a los animales cuyo sentido del olfato es más agudo que su vista", señaló Nevo.