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La historia cotidiana... en bronce

Hugo Laussín | Plano Informativo | 14/02/2016 | 08:31

Este hombre acudía dos veces al día a la Plaza de Armas para alimentar a las palomas que al verlo llegar volaban hacia él, comían directo de su mano y se paraban en sus hombros.

Se trata de José Moreno Díaz, mejor conocido como El Señor de las Palomas, que luego de su muerte fue honrado cuando lo inmortalizaron en una estatua de bronce que adorna la esquina noroeste de la Plaza de Armas que tanto amó.

¿Sabe usted quién fue Juan de Dios Azios Ramírez? Seguramente descubrirá que lo ha conocido toda su vida si lo llamamos por su nombre popular: Juan del Jarro.

Cuenta la historia que Juan del Jarro era un pordiosero que odiaba el baño, el mes de julio y las riquezas. Que tenía dos características que lo diferenciaban de cualquier pordiosero. La primera es que era un hombre piadoso que repartía sus ganancias diarias con otros menesterosos. La otra característica que hacía especial a Juan era su afección por los dichos y las frases llenas de sentido común. Lo cierto es que era amigo de todos y aceptaba convites a mesas suntuosas igual que a cocinas humildes. Juan se daba a querer.

Relatan los historiadores que en una ocasión, una señorita de casa decente quiso hacer mofa de Juan cuando lo vio pasar por la plaza central. La dama estaba convencida de que Juan del Jarro no era más que un charlatán que embaucaba incrédulos para enriquecerse. Al verlo pasar le dijo: "Dime, adivinador, ¿cómo se llamará el que ha de ser mi esposo?" "Te casarás, pero no con el padre del niño que llevas en el vientre", contestó el pordiosero. Poco después la señorita decente abandonó la ciudad porque la familia descubrió que Juan tenía razón.

La efigie de estos dos personajes forman parte de las 45 obras de bronce con que se han ilustrado pasajes de la historia de la capital potosina y que representan la vida cotidiana, el sentir popular de la gente que puebla esta ciudad.

Los monumentos del Centro Histórico son obras del escultor potosino Mario Cuevas.

El Señor de las Palomas, Juan del Jarro, el Padre, la Penitente, el Cofrade, San Luis Rey de Francia, El Policía, El Aguador, son las ocho esculturas de bronce con que la población se ha encariñado, y cada una de ellas cuenta la historia del personaje.

Son monumentos costosos. El precio promedio de una escultura de bronce es de 400 mil pesos, pero depende del tamaño, los detalles del monumento, el peso y la altura.

Las figuras que se encuentran en el primer cuadro de la capital potosina tienen un peso aproximado de 300 kilogramos y una altura promedio de 1 metro 60 cm.

Las primeras esculturas que se colocaron en el Centro Histórico fueron Juan del Jarro, en el Jardín Vicente Guerrero, mejor conocido como jardín de San Francisco; y El Señor de Las Palomas, en la Plaza de Armas, en el año 2006.