Hugo Laussín | Plano Informativo | 06/11/2014 | 15:57
San Luis Potosí, SLP.- La política actual de la vivienda en México presuntamente está enfocada a resolver el aspecto de falta de vivienda, sin embargo la intensiva expansión de asentamientos llamados fraccionamientos en la periferia de las ciudades amenaza con impactar negativamente en la estabilidad productiva, económica y psicológica de los que adquieren viviendas por los diversos créditos oficiales.
Y es que las microviviendas que actualmente se realizan en san Luis Potosí, no alcanzan a cumplir con las expectativas de vida de los potosinos pues los tamaños que ofrecen Infonavit y Fovissste son el mínimo requerido para que se desarrolle una vida en familia.
Además de los pequeños tamaños de las viviendas, los que adquieren las casas se dan cuenta que existen cientos de vicios ocultos en las obra, pues apenas con semanas de adquiridas muchas de éstas viviendas ya presentan fallas que no fueron detectadas a tiempo. Un recorrido de este medio por diversos nuevos fraccionamientos y que aún no son ocupados, revelan que hay techos mal construidos, instalaciones mal hechas y que a decir de los propios albañiles, “tienen sus fallitas porque son muchas casas”.
Y es que aún con los requerimientos del mínimo de 38 metros cuadrados para las viviendas establecidos durante éste año, las viviendas de interés social siguen presentando deficiencias que a la larga, le salen más caras a los compradores pues deben invertir su dinero en arreglar la casa.
Sin embargo, en fraccionamientos ya habitados, diversas personas entrevistadas coincidieron en que lo primero que hicieron cuando adquirieron su vivienda fue hacerle modificaciones como bardas más altas, cocheras, otro tipo de piso, baños, etcétera, lo que revela que a pesar de la oferta que hay de casas, la calidad de la vivienda tampoco ha respondido a las expectativas y necesidades de las familias adquirentes. Por ello, los habitantes transforman el diseño, modifican el espacio, afectan la estructura y cambian materiales para lograr seguridad e identificación personal.
Con dicha conducta los habitantes muestran su desacuerdo con el diseño original, incluso antes de que la vivienda sea entregada. Este tipo de arreglos en las casas, agrava más la economía familiar de personas que adquieren viviendas cuya construcción costó 120 mil pesos en 230 mil pesos o más.
Y es que al menos en San Luis Potosí, durante 2009 el pleno del Congreso del Estado reformó la Ley de Desarrollo Urbano del Estado de San Luis Potosí con el objetivo de establecer que el lote fraccionado de la vivienda de interés social aumentara de 67.50 metros cuadrados a 75 metros cuadrados y con un frente mínimo de cinco metros lineales. Además que el lote fraccionado de la vivienda popular no podrá ser menor de 90 metros cuadrados y con un frente mínimo de 6 metros lineamientos. Sin embargo la realidad es otra, pues muchos fraccionamientos no cumplen ni siquiera con los cinco metros de frente mínimos requeridos bajo la ley potosina.
Desarrolladores consultados por este medio reconocieron que muchas veces cuando se presenta el proyecto, los lotes sí marcan los metros requeridos, sin embargo, cuando se “siembra” el trazado de las casas, los lotes se dividen por lo que no alcanzan los metros que se presentaron originalmente.
El producir vivienda en este esquema, sólo obedece a la ley de fabricar productos inmobiliarios en serie, al menor costo y de mala calidad, para venderlo a precios que generen sobreutilidades directas en la recuperación del costo de producción y en la captura inmediata de plusvalías. Se está así parcializando una cuestión que tiene implicaciones sociales más profundas pues sólo se busca asegurar la rentabilidad que representa la inversión privada en vivienda de interés social para un sector (el bancario y el financiero.
A final de cuentas, los que logran adquirir un crédito de vivienda obtienen un producto que cumple al mínimo los requerimientos de las autoridades, lo que causa que en muchos fraccionamientos, como por ejemplo Ciudad Satélite, muchas casas sean abandonadas o de plano traspasadas por los propietarios.
Así, en la industrialización, poca importancia se le ha otorgado a la dimensión cualitativa de la vivienda y, en su lugar, sigue destacando el aspecto cuantitativo referido a la cantidad de vivienda que se está construyendo; la que, de todos modos, no está siendo dirigida a los sectores de población que perciben bajos ingresos económicos. Estos últimos siguen dando respuesta a sus necesidades de vivienda a través de la autoconstrucción; modalidad que el Estado, conjuntamente con el sector inmobiliario, siguen apoyando, a través de programas de vivienda como pies de casa.