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“En apenas 15 minutos se inundó todo” en El Limón, Tamaulipas

Cabizbajo y sentado en un riel de la vía del tren, Roberto Ruiz cuida las pocas pertenencias que logró rescatar antes de la inundación en este lugar.


Cabizbajo y sentado en un riel de la vía del tren, Roberto Ruiz cuida las pocas pertenencias que logró rescatar antes de la inundación en este lugar: dos abanicos una bicicleta, un refrigerador, un bastón de madera y cinco costales con ropa son todo lo que le queda.

 

Al igual que otras 400 personas, este hombre pasó la noche en uno de los cinco albergues de esta localidad, ubicada 125 kilómetros al sur de ciudad Victoria.

 

Durante el día, él como el resto, no se quiere alejar de sus escasas pertenencias.

 

El amanecer del miércoles fue un momento difícil para los tres mil habitantes de este lugar, el desbordamiento del río El Comandante y la crecida de El Guayalejo dejaron incomunicado por casi 24 horas a El Limón.

 

Más de 200 viviendas quedaron bajo el agua; en cuestión de minutos la corriente obstruyó los tres principales accesos carreteros del poblado: Mante-Limón, Limón-Ocampo y Limón-Ciudad Victoria; misma que quedó reestablecida la mañana de ayer jueves.

 

El mayor problema continúa, no obstante, en la salida del pueblo hacia la cabecera municipal de El Mante.

 

En ese lugar, la crecida de El Comandante originó que el arroyo La Raya se saliera de su cauce y provocara la inundación de viviendas en gran parte de la colonia Ché. Ramírez y de la carretera.

 

Por ese lugar, esta mañana todavía no es posible el paso vehicular rumbo a El Mante, ubicado a 11 kilómetros, y para salir o ingresar al lugar se utilizan algunas lanchas o a pie, en lo que resulta una lucha de fuerza contra la corriente del agua que llega al pecho de las personas adultas.

 

"Esta es la parte más fuerte de la corriente", señaló Pablo Cervantes mientras se dirigía al pueblo a comprar tortillas, "ya van dos veces que logro cruzar", compartió en un recorrido de EL UNIVERSAL por el lugar.

 

“íAyúdenme!, ¡Me lleva la corriente!!, gritó a unos 10 metros una joven invadida momentáneamente por el temor.

 

“No hay de otra, nos tenemos que arriesgar a pasar entre el agua", la calmó una de sus acompañantes, Luz María Pérez Saucedo.

 

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