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Criterios

Pedro Félix Gutiérrez Turrubiartes | 30/10/2014 | 00:56

Cuando llegué al sitio, conversaba animadamente el Presidente Municipal, Mario García Valdez con Enrique Márquez Jaramillo. Después en la artesanía del protocolo político, el presidente fue saludando a todos quienes estaban ahí. Ente ellos el Secretario de Cultura con bastón, quien a su vez fue auxiliado por cuatro personas para bajar el peldaño del presídium a su silla, no se nos fuera a caer otra vez.

“¿Por qué Denise Dresser? Ella no es literata, es política”, comentó uno de los invitados.

Esto sucedió en el Palacio Municipal, sede del Festival de Letras. Presidían Elmer Mendoza, dramaturgo y cuentista, Denis Dressder, Pilar Delgadillo y Ximena Ocejo, funcionarias municipales.

Los discursos de Pilar y  Mario fueron mero trámite. Elmer Mendoza le empezó a poner sabor al caldo. Dijo que estaban reunidos poetas, escritores y ensayistas qué “somos una voz que no todos quieren oír, sobre todo en estos tiempos tan difíciles. Representando a los poetas y escritores asistentes, dijo, estamos acostumbrados a gritar el dolor, las debilidades, las fortalezas de cantar y quebrar el amor o los maravillosos lugares del mundo como ésta fascinante ciudad de San Luis Potosí, de gran refuerzo para la cultura mexicana, y que nos lleva al compromiso con esta  ciudad, con este país. Estamos aquí escritores de todo el continente.”

Y aunque al Presidente Municipal se le olvidó la inauguración formal, al término de su intervención citó a Juárez y a Madero con el Plan de San Luis. Dijo en su discurso que San Luis ha participado no solo en la cultura y la estética con su rica arquitectura, sino ha jugado un papel definitivo en la historia. Aquí se definió la República frente al Imperio con la muerte de Maximiliano. Nosotros tenemos también una historia que contar.

Pero fue la destacada politóloga mexicana, hija de padre nacido en Bruselas, Bélgica, y de madre mexicana, Ana Eugenia Guerra, Denise Eugenia Dresser Guerra fue quién le puso el cascabel al gato con su intervención. Egresada del Colegio de México, actúa como escritora, periodista y catedrática; es una académica con grado de doctor por la Universidad de Princeton donde siempre quiso estudiar. Ha escrito libros, numerosos artículos sobre la política mexicana; es Premio Nacional de Periodismo 2007 por su artículo de fondo “Carta abierta a Carlos Slim”. También publica en Los Ángeles Times, en la revista Proceso,  el  New York Times y es comentarista de aguda palabra en programas de televisión.

Al inicio de su discurso recordó la misión del periodismo crítico: “decir la verdad y avergonzar al diablo”, ser odiado, ser amigo de nadie, tener honestidad y coraje para defender al ciudadano frente al poder; frente a ese diablo que es la desidia, la complejidad burocrática en un país en el que no pasa nada a pesar de sus muertos y descabezados, de los corruptos siempre señalados pero nunca encarcelados, de las fortunas ilícitas, los millones enterrados  del ex gobernador Granier o los cien parientes de Ángel Aguirre en el gobierno de Guerrero y que ya se fue. La urticaria del poder con la que nos hemos acostumbrado a vivir. Un país tan majestuoso y tan mal gobernado, donde los empresarios resistentes al cambio no pagan impuestos y exigen prebendas y canonjías.

Mientras el auditorio se fue quedando en silencio y los fotógrafos dejaron de accionar sus cámaras, la voz suave y delicada sonrisa con que Denise atrajo a los invitados que desbordaron todos los espacios posibles para escucharla, dijo que era indispensable que el intelectual  y el periodista crítico, ambos tan necesarios en nuestro país, develaran la verdad y señalaran a los abusivos y corruptos que nos han expoliado. Hablar por los que no tiene voz. Las primeras carcajadas del auditorio fueron cuando dijo que ella había votado por Fox y aún seguía en terapia. Es indispensable, frente al colapso moral del país, decir la verdad al poder, a tanto corrupto señalado pero no encarcelado, a ese diablo que es el cinismo en un país en el que no pasa nada.

Denis, la pequeña que a los 7 años fue llevada a California por su padre, Jeremy Tyler Dresser, nacido en Bélgica y diplomático, tuvo un accidente en California, mueren él y su hermanita Luisa Genoveva, siendo un bebé, en 1970. En 1971, Denise regresa a México para aprender español, su sueño. Así, marcada por la tragedia, logra la maestría y el doctorado en ciencias políticas en la Universidad de Princeton. Su libro “Gritos y susurros”, relata la vida de 38 mujeres, sus experiencias y su vida intempestiva. Y con Jorge Volpi escribe “México, lo que todo ciudadano no quisiera saber de su Patria”, una satírica visión del sistema político mexicano.

Después habló de literatura, hay que leer para escribir, dijo, “como yo desde los 7 años, leer para desaparecer”, y entonces Proust, Julio Verne, Tolkien. Conoce San Petersburgo de la mano de Ana Karenina, desentierra lo olvidado con Gabriel García Márquez, abastece la esperanza con la critica, crea la inestabilidad en el estoico e impasible, El emperador esta desnudo este donde esté. Por eso es recomendable leer “El espectador ausente“, de Carlos Pellicer. Citó a José Emilio Pacheco recientemente muerto: “no amo mi patria / pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos / cierta gente”…  Necesitamos un espejo para que se vea el país. Los espectadores guardábamos, como en el brindis del bohemio, profundo silencio.

Cómo avergonzar al diablo en el país del ¡no!, del desencanto, del pesimismo que hoy nos recorre. Dijo que alguna vez Julio Scherer le preguntó a Zedillo sobre su amor por México, “¿cómo es?” El ex presidente no supo que contestar. Ahora vivimos tiempos de muertos y heridos. El México negro. La brutal tarea de pisar mariposas en el país de las rosas y los geranios, de las inconmensurables montañas y distancias, de su bucólico y vigente López Velarde. Denise sonreía suavemente, paseando su discurso.

Este es el tiempo “de cultivar nuestro jardín, cultivar la paz, sacar de ese sitio a la patria triste y avergonzada. Justicia y equidad para todos. Es tiempo de sacudir conciencias, ser el hobbit Frodo que tiene la tarea de salvar su mundo: salvemos nuestro país, preguntémonos que vamos a hacer con el tiempo que nos ha sido dado, pues no debemos quedarnos con el país de la bronca miseria y la gris melancolía”. Ese fue el discurso. Política y literatura.

En Princeton, recuerdo la visita, hay un criadero de gatos en sus sótanos. Los alumnos los pintan, pero los gatos ahí son cuidados para acabar con las miles de ratas que habitan en esos sótanos llenos de piezas de museo y libros.

Es hora de ser, nosotros mismos, gatos.