La noticia de la semana, la revelación de que el líder de
la bancada del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, fue objeto de
espionaje por parte de oficinas gubernamentales, no correrá la misma suerte que
los escándalos de un día. El tema agudizó el enfriamiento que ya se registraba
entre el Institucional y Los Pinos, y encarecerá para el régimen las
negociaciones de la reforma petrolera.
Beltrones dio declaraciones el viernes en las que confirmó
que documentos que revelan espionaje sobre su persona le fueron hechos llegar,
y que en los mismos pueden encontrarse evidencias de su “origen gubernamental”,
como dijo.
Lo que se reservó fue que esos documentos le fueron
mostrados ya a Mouriño Terrazo quien, de acuerdo con fuentes cercanas a
Beltrones, reconoció que se trata de un producto de oficinas del gobierno, y
ofreció investigar.
Contra lo que se puede usted imaginar, estos documentos no
transcriben una conversación telefónica o un seguimiento sobre las actividades
de Beltrones en determinada jornada. Es algo mucho más grave.
Se trata de un informe en dos partes, la primera de las
cuales detalla supuestas o reales vulnerabilidades del senador priísta y de una
veintena más de personajes cercanos a él, incluidos parientes, otros
legisladores y algunos de sus operadores políticos centrales, como Felipe Solís
Acero. Se refieren ahí negocios, socios y otros flancos donde se presume
debilidad. La segunda parte aporta propuestas de estrategias para utilizar la
información referida si se busca aplastar políticamente a los implicados: en
qué medios sembrar tal o cual dato a fin de desatar un infierno mediático en
cuyos círculos se incinere este grupo de adversarios.
A la vista de este material surgen dos conclusiones. La
primera, que los documentos no contienen información validada, pues mucha de la
misma se basa en las versiones que por décadas han corrido en torno a Beltrones
y su equipo. Alguna no ha sido verificada nunca, otra es simplemente mentira o
producto de una confusión obvia. Detallar los casos específicos precisaría
varias entregas de este espacio.
La otra conclusión es que se trata de un material concebido
para hacer la guerra a un adversario, no a un personaje que como ocurre con el
caso de Beltrones, se ha constituido en un aliado estratégico de Los Pinos, al
grado de integrar, a la cabeza real de su partido, el PRI, una suerte de
cogobierno con la administración Calderón.
“Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”,
recomendaba Maquiavelo, por lo que esos papeles pueden haber sido elaborados en
tiempos de concordia PAN-PRI, pero pensando en que pueden llegar tiempos de
guerra. Otra opción es que un sector del gobierno, reacio a aceptar la alianza
con los priístas, esté trabajando para dinamitarla.
-APUNTES
ACCIONES COLECTIVAS es el nombre de un nuevo derecho
ciudadano, que nos permite asociarnos con nuestros semejantes para reclamar servicios
de calidad a grandes proveedores, como las tiendas de autoservicio, telefónicas
o similares, incluido el gobierno. Una legislación para normar este nuevo
derecho es impulsada en el Congreso, pero al parecer el cabildeo de los
poderosos está logrando abortar el proceso, con apoyo de la administración
Calderón. Algo de esto deben saber el senador priísta Jesús Murillo, quien
promueve la normatividad, y el secretario de Economía, Eduardo Sojo, donde
también se concentran las presiones.
ESTA SEMANA será crítica para los intentos de imponer
reformas regresivas a las leyes en materia de acceso a la información en
Morelos y Sinaloa. Habrá que estar pendientes.
CARMEN ARISTEGUI, sin duda la conductora radiofónica más
destacada en los últimos años, cumple seis meses fuera del aire. Directivos de
dos cadenas que han querido contratarla hicieron consultas en Los Pinos, de
donde salieron llenos de arrepentimiento.
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