Plano Informativo | 11/10/2013 | 10:24
San Luis Potosí, SLP.- La noche del 15 de septiembre de 1933 está marcada en la historia de San Luis Potosí no por la celebración del CXXIII aniversario de la gesta independista sino por la ruptura de “La Represa” o bien conocida por la presa de “La Constancia” que estaba al lecho del Río Santiago y contenía los excedentes de la Presa de San José, esa noche la cortina cedió derramando millones de barriles de agua.
La vida de ese añejo San Luis era muy distinta a la metrópoli que hoy conforma, la totalidad de la población se concentraba aún en los barrios tradicionales; el final de la ciudad hacia el poniente eran las huertas pasando el barrio de Tequis, al norte el barrio de Santiago y Tlaxcala marcaban el límite, al sur San Juan de Guadalupe y al Oriente las vías del ferrocarril.
El 14 y 15 de septiembre de eso año las lluvias fueron incesantes, no obstante, los preparativos patrios no se detuvieron, la población se congregó en Plaza de Armas, era un viernes tranquilo, las mismas lluvias dejaron a mucha gente en sus casas, lo que no, estaban listos para festejar.
Las autoridades estatales ya estaban en el balcón prestos para dar “El Grito”, cuando un grito más fuerte acalló el de los festejos; “Se reventó la presa, se reventó la presa” se escuchaba mientras las familias corrían a sus casas en busca de sus familiares, los que no, subieron a los puntos más altos de la ciudad como el barrio de San Juan de Guadalupe, en cuestión de minutos al agua había inundado toda la ciudad.
Una ola impresionante había sumergido la fracción Morales que actualmente abarca las colonias a los linderos del Río Santiago afectando el Barrio de Santiago, El Montecillo y Tlaxcala principalmente hasta Soledad. El agua que alcanzó el centro de la ciudad llegó hasta los 80 centímetros de altura porque en la actualidad aún permanecen unos clavos que señalan ese límite.
A unos minutos de la noticia, un batallón de 200 soldados inició labores de rescate evitando que la tragedia se incrementara. A ellos se unieron policías federales y estatales. Toda esa noche que debía estar llena de celebración terminó en muerte.
Para la mañana del 16 el paisaje de la ciudad había cambiado totalmente, los cimientos de los puentes de Morales, Santiago, Tercera Chica, y Soledad habían desaparecido. El tráfico ferroviario estaba suspendido ya que el puente (hoy puente naranja) presentaba serias afectaciones.
Negocios, teatros, casas habían desaparecido de lo que hoy conocemos como avenida de La Paz. Los muertos flotaban por las calles. Los primeros reportes indicaron del fallecimiento de 140 personas sólo durante esa noche, los registros no contabilizaron los heridos y las muertes posteriores ocasionadas por las epidemias o lesiones producidas por heridas.
Los periódicos reportaron que dos policías perdieron la vida intentando salvar a las personas de entre los árboles o azoteas, no se conocen más datos al respecto. Las autoridades estatales tampoco figuran mucho en los titulares, el entonces gobernador Ildefonso Turrubiartes no es mencionado, sin embargo, el gobierno federal envió recursos económicos para los afectados, de los cuales tampoco se tiene registro.
En medio de la indiferencia de las autoridades y malversación de los apoyos, resalta la historia de un bebé encontrado en un árbol. Habían pasado 70 horas después de la tragedia cuando los pobladores notaron un envoltorio en una rama, al bajarla la bebé se encontraba ilesa, nadie la reclamó.
Horas después, un niño de dos años fue encontrado dentro de un barril con una gata y siete crías recién nacidos, al ser hallado pidió de beber y comer inmediatamente.
No obstante, las historias fatídicas superaron los rescates milagrosos; familias enteras murieron en sus casas debido a los derrumbes de los muros.
Pasaron meses para que las cosas se normalizaran, pero en la memoria histórica de San Luis permanece esta herida.