El Universal | 01/07/2012 | 07:28
Edward Krasinski (1925-2004) fue un artista polaco convencido de que el arte no sólo estaba en los museos o galerías, sino fuera de estos, en los espacios públicos. Una línea azul, con un grosor de 16 milímetros, a una altura de un metro 30 centímetros, fue un elemento que desde 1968 comenzó a aparecer permanentemente en sus obras, fueran fotografías, acciones que realizaba en espacios y con seres cotidianos, como en una casa rural, departamentos, sobre el cuerpo de su hija o que más tarde habría de extenderse también por las galerías, museos y otros espacios a donde
llevó su arte.
Esa línea es una especie de noción de horizonte. Ocurre que para Edward Krasinski -refirió el curador, historiador de arte y crítico también polaco Andrzej Przywara- “el arte depende del contexto. Esa línea azul crea un nuevo tipo de horizonte, otra manera de experimentar el espacio”.
Como un tributo a Krasinski, la galería Kurimanzutto, exhibe En todo y en todas partes, curada por Andrzej Przywara, con obras del propio Krasinski, así como de cuatro artistas europeas que le conocieron o que ahora hacen a su vez homenaje a su trabajo.
La huella de Krasinski va mucho más allá de ese signo distintivo que es la cinta adhesiva. Ese elemento está cargado de significados.
Tras incorporar esa cinta azul en sus piezas, desde 1988 trabajó instalaciones en su estudio, un departamento de una unidad habitacional en el piso 11 de ese edificio. Al morir, en 2004, este espacio fue protegido por el curador Przywara y la hija del artista y se abrió al público; aún se encuentra en Varsovia.
En Kurimanzutto, en el centro de la galería está la última obra de Krasinski, es una pieza de 2003, sin título, de 14 espejos con el tamaño de los retratos clásicos de la pintura, colgados, y donde se puede ver por ambos lados la línea azul, ubicada a un metro 30 del piso. “Su idea es que las personas que lleguen a ver la obra se vean, pero por otro lado crea una cierta ilusión sobre el espacio, como una especie de laberinto, no se puede saber qué es real o no”, dijo el curador en un recorrido por la muestra. Junto a esa obra, aparece también Intervenciones, de Krasinski, pintura abstracta tridimensional, que constituye una suerte de obstáculo para la propia franja azul.
Susanne M. Winterling es una artista alemana nacida en 1970, quien tras visitar y documentar el estudio de Krasinski en Varsovia creó una pieza que consta de una línea con el grosor de la cinta adhesiva, pero hecha con material fílmico, sobre la que hace pequeños grabados, y decorada o unida con joyas, piezas pequeñas de metal.
Esa obra de Susanne y las de las demás
artistas invitadas (Babette Mangolte, Karla Black y Marieta Chirulesco) están dispuestas en la galería Kurimanzutto en torno de las dos de Krasinski y contienen referencias más evidentes en unos casos que otros a las obras
de aquel artista.
De la rumana Marietta Chirulescu se presenta una serie de cuadros que combinan las técnicas de la pintura y el copiado, y que contienen algunos elementos de la arquitectura, con sobreimposiciones, y detalles muy sutiles que las relacionan con las creaciones del propio Krasinski.
En un juego tridimensional, con los materiales efímeros, los colores y el papel, la escosesa Karla Black da un sentido escultórico a la pintura. “Su escultura se convierte en un elemento de la arquitectura, como una pequeña pared”, explicó el curador.
La cineasta Babette Mangolte participa en la muestra con un documental sobre el estudio del artista polaco.
Las artistas en esta muestra juegan a recuperar algunas ideas y tesis de las obras de Krasinski, de ahí que piezas como la de Black
incluyan sonidos, en una cita a su idea de que el espacio interior siempre tendría que estar relacionado con el contexto externo, que el
arte aparece adentro de la galería pero también afuera.
Sobre lo que Krasinski pensaba de la pintura, el curador dijo: “tenía una relación irónica con la pintura por eso a partir de 1969 la disminuye con esta cinta pegada a la pared o a los objetos”. Esa línea, explicó Andrzej Przywara es “un trazo que dejaba por donde pasaba, no una línea que cerrara el espacio, sino que lo abría, un nuevo horizonte, esa línea nos da ilusión de realidad e irrealidad, y la ilusión fue uno de los de temas Krasinski”.
La exposición En todo y en todas partes se inauguró este fin de semana; permanecerá hasta el 18 de agosto. La galería Kurimanzutto se ubica en Gob. Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec.