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Entre el misterio y la diversidad, un mundo de máscaras

Paulina Bárcenas | Plano Informativo | 11/04/2012 | 09:30

En pleno corazón de la capital potosina se encuentra uno de los museos más importantes del estado que alberga la riqueza cultural de México,  y que posiciona a la máscara como un elemento trascendental en la historia y los cambios sociales.

A raíz de la donación de Víctor Maya de cerca de 750 máscaras provenientes de todas las regiones del país, en 1982 nació el Museo Nacional de la Máscara.

Previo a su llegada a San Luis Potosí, esta colección que se ha incrementado  gracias a convenios y donaciones, se mostró en el Museo Nacional de Antropología e Historia, en el Museo Británico y en otros importantes espacios culturales de Europa y México

En la actualidad, aquí se pueden encontrar diversas exposiciones ricas en regiones y diversidad, que dan cuenta de diferentes pasajes de la historia y muestran el impresionante patrimonio cultural de prácticamente todo el país.

En la Sala Víctor Moya se pueden encontrar las exposiciones “Danzas de los Moros y Cristeros”,“Danzas de Conquista” y “Sincretismo”, que presentan una combinación de elementos  y símbolos como parte de todo intercambio cultural.

Una de las obras que más llama la atención de los visitantes, es la representación de la tumba del Rey Pakal, que fue encontrado a mediados del siglo XX en Chiapas. Aquí se muestra una copia de la máscara de jade con la que fue enterrado y una réplica en madera de la capa que le fue colocada en su entierro.

En la Sala Contemporánea se encuentra la serie  “Rostros de Fiesta”, que muestra los trajes típicos utilizados en diferentes danzas en México, máscaras mexicanas, tocados, instrumentos musicales y un espacio dedicado a la realización de las máscaras.

En la parte superior del museo se encuentra otra serie de máscaras provenientes de diferentes puntos del país, como un penacho utilizado en la Danza de Santiago Apóstol en Michoacán.

Algunas de las máscaras por la composición de sus materiales y su antigüedad, deben permanecer en vitrinas para un mejor cuidado. Estas son en su mayoría de madera; también se encuentra la exposición de máscaras de otras partes del mundo como India y Bulgaria, y algunas más del Festival de Máscaras de Venecia. Cabe señalar que estas han sido entregadas al museo mediante convenios o donaciones de las embajadas.

De igual manera,  en la Sala XIX se expone “Entre Tejer y Bordar” en la que se muestran algunas de las actividades de manualidades  de las señoritas de la época y muebles de aquellos años.

Recientemente inaugurada está la “Sala San Luis”, que expone una serie de máscaras utilizadas en sus diferentes regiones y danzas, como por ejemplo los huehues.

Esta es tan sólo una parte del acervo del Museo Nacional de la Máscara, que se presume alcanza las dos mil piezas.

El Palacio Martí

Una  colección tan invaluable solo podría albergarse en un colosal inmueble lleno de historia y elegancia. El Palacio Martí, como se le conoció en su origen fue construido en cantera rosa entre 1894 y 1897, propiedad del hacendado catalán Ramón Martí; el edificio fue realizado con planos de arquitectos europeos, bajo la ejecución del ingeniero Enrique Campos.

Los decorados que prevalecen en los pasillos, las salas, comedor y salones fueron realizados por pintores italianos.

A la muerte del hacendado en 1898, sus siete herederos optaron por vender la casa al general Bernardo Reyes, quien a su vez la cambió con el Gobierno Federal por una hacienda en Nuevo León en 1903.

Así pues, al lugar se llamó a partir de entonces Palacio Federal, en donde se albergaron diferentes dependencias de gobierno como los Juzgados Federales, en los que incluso se presume se llevó parte del proceso judicial en contra de Francisco I. Madero.

También, una parte del edificio albergó a Telégrafos de México  hasta pasada la década de 1990. Desde 1982, se convirtió en el Museo Nacional de la Máscara, inaugurado por el presidente de la República José López Portillo y el entonces gobernador potosino Carlos Jongitud Barrios.

La casa cuenta con sótano y dos plantas. Hasta abajo se encontraban las bodegas, las oficinas de negocios de Ramón Martí y la cocina. La familia habitaba en la parte superior.

En  el comedor está la decoración con frutas y pescados en el techo, así como las pinturas en las paredes que retratan los gustos de su dueño.  Es un espacio que hoy es ocupado para conferencias y conciertos.

A su derecha se encuentra una pequeña habitación que conserva sus tapices originales y que era utilizado como salón de té por las mujeres de la familia. Éste a su vez se conecta con el salón principal, que era en donde se encontraba la sala y cuya vista da a la parte frontal del Teatro de la Paz. Aquí también se cree que la familia Martí organizaba sus reuniones.

El techo cuenta con una decoración de ángeles pintados y esculpidos, además de que tiene tonos dorados y claros.

El salón de fiestas, también se conecta con lo que se supone que era la biblioteca o el salón donde se reunían los hombres.

Con motivo del Centenario de la Revolución Mexicana y el Bicentenario de la Independencia de México, el museo fue ambientado con muebles para reconstruir la esencia de cuando era habitado por la familia Martí, sin embargo, hoy en día aún se pueden encontrar interesantes piezas de la época por todas las salas.

En los cuartos que se encuentran en la parte trasera del edificio estarían las habitaciones de los Martí, que son hoy  oficinas administrativas.

Los decorados y la pintura son originales, al igual que la herrería y sólo han recibido retoques en las ocasiones que el museo ha sido remodelado.

Cabe señalar que la fachada de la parte norte del edificio se agregó hasta 1982, cuando se hicieron trabajos de ampliación de la Plaza del Carmen, con lo que quedó en su totalidad restaurado por fuera.

Del 2004 al 2009, el museo cerró sus puertas para recibir una remodelación y restauración integral en su interior, y a partir de entonces no se vuelto a cerrar.

Es en este espacio en donde se conjugan tradiciones, historia y cultura entre la elegancia y muchas mascaras.