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Oxi, droga que mata a 30% de consumidores

Milenio | 25/06/2011 |


¿Oxi? Estas tres letras designan la nueva plaga de Brasil. Una droga peor que todas las demás, mucho más destructiva aún que el crack. Un estupefaciente tan venenoso que hace dependientes a sus víctimas desde la primera vez que se usa, y que mata a 30 por ciento de sus consumidores en el primer año de su ingesta.

Oxi es el diminutivo de oxidado. Como el crack, el oxi es un derivado de la cocaína base, pero contiene el doble de la porción; como ella, tiene la apariencia de una pequeña piedra amarillenta y se «fuma» en una pipa, inhalando el usuario sus vapores.

Pero mientras el humo del crack es blanco, el del oxi es más gris; el primero deja cenizas, el otro una sustancia aceitosa.

El crack es la coca disuelta en bicarbonato de sodio, del éter o del amoniaco. El oxi es la cocaína oxidada con cal virgen, y un derivado del petróleo: keroseno, gasolina o diésel.

El oxi fue descubierto en 2003 en el estado de Acre, frontera con Bolivia, siendo usado por los más pobres —en especial jóvenes desempleados— y por adeptos místicos de la ayahuasca, un brebaje alucinógeno amazónico.

Desde entonces, el oxi se extendió en el norte de Brasil antes de hacer su aparición, este año, en las grandes ciudades del sur, en particular Sao Paulo. La policía lo encuentra cada semana, pues actualmente es consumido por todos los sectores.

El “éxito” del oxi se debe en gran parte a que es cinco veces más barato en promedio (2 reales, es decir, 1.20 dólares la piedra) que el crack. En Cracolandia, el barrio de las drogas —con mayoría de indigentes— de Sao Paulo, se le llama simplemente «la piedra de los dos reales”.

Los solventes utilizados en la fabricación del crack tienen venta vigilada. Mezclar el estupefaciente exige una manipulación en un pequeño laboratorio improvisado, que puede ser una cocina. Pero para preparar el oxi no se necesita nada de eso, pues se puede preparar en una simple olla, al fondo de un pequeño patio trasero.

La apariencia casi idéntica de las dos drogas engañó durante mucho tiempo a la policía. En marzo, en Sao Paulo, luego de haber incautado 60 kg de «piedras», descubrieron por casualidad que se trataba de oxi, y no de crack, tras quemar algunas piedras durante una demostración ante jóvenes reclutas.

Una vez que se ha encendido la pipa, no está permitido dudar. Desde la primera bocanada, que actúa en el cerebro en pocos segundos, el “efecto oxi» es fulminante, y la adicción prácticamente inmediata. «Creía haber ingerido veneno, tuve miedo de morir», confía Pedro, de 27 años, al semanario Época.

Los daños físicos y mentales aparecen rápidamente: dolor de cabeza, vómitos, diarreas; abatimiento, angustia, paranoia. «Escuchaba voces, como si el diablo me hablara», cuenta, un enfermo en cura de desintoxicación. Los dentistas fueron los primeros en dar la alerta, al descubrir con pavor las necrosis que invadían las bocas de sus pacientes.

Peor aún que con las otras drogas, las víctimas del oxi están dispuestas a todo para conseguirlo. La calle Helvetia, en el corazón de Cracolandia, es un lugar de trueque permanente para un centenar de adictos, que negocian un poco de todo, a cambio de «piedras a dos reales».

Después de tres días como máximo que le falte al adicto el oxi , éste se vuelve muy agresivo. Augusto, de 25 años, Irivan,de 25, y Jonas, de 40 —todos ellos bajo tratamiento—, hablan del inevitable naufragio de la dependencia: disputas familiares, pérdida del empleo, robos, agresiones. Y lo peor: asesinatos y/o suicidios. «Ocho de cada diez homicidios están ligados a las drogas”, afirma Wilson Martins, gobernador del estado de Piaui, al norte de Brasil. “No hay quien no llame al oxi “la droga de la muerte”.

La policía teme que al final el oxi ocupe el lugar del crack. La organización del tráfico se vería entonces modificada, complicando así la represión. Producida de manera artesanal y comercializada en pequeñas cantidades, la nueva droga circula por fuera de las redes de venta tradicionales.

En Río Blanco, pequeños traficantes van a buscar la cocaína base a la frontera y fabrican el oxi en las viviendas abandonadas o en el bosque. Para ser eficaz, la policía deberá mostrarse mucho más presente sobre el terreno. De lo contrario, las volutas grises del oxi propagarán cada vez más la servidumbre y la muerte en la población de escasos recursos en este país.