Falta un año y medio para la sucesión estatal y en el escenario se avizora un PVEM bien posicionado, muy competitivo y fortalecido por el liderazgo del gobernador Ricardo Gallardo Cardona en el último tramo de su sexenio; mientras que Morena no termina de implantarse en la entidad, en suelo potosino persiste el rechazo hacia la izquierda por ociosa y conflictiva.
San Luis Potosí es una de las pocas islas que no han sido colonizadas por la 4T, y en la elección del 2021 Morena quedó en tercer lugar, por debajo del PRIAN, en esa ocasión Morena compitió por su cuenta y no quiso ir en coalición con el PVEM, con el partido fuerte de los Gallardo, han ganado en dos elecciones consecutivas la mayoría en el Congreso del Estado y las bancadas federal de diputados y senadores, le han echado la mano a la 4T para sacar adelante reformas federales.
Pese a este apabullante dominio verde, la dirigencia estatal guinda insiste en que no quieren ir en coalición, quieren probar suerte de nuevo en solitario, entre la soberbia y una falsa euforia de antemano se sienten ganadores, igual ocurrió en el sexenio de AMLO.
Los datos duros aconsejan lo contrario: estadísticas oficiales y encuestas serias presentan a Morena como un partido de media tabla, no jala mayorías, la base de su clientela electoral está identificada como la beneficiaria de los programas sociales, sobre todo la pensión de los adultos mayores, no entusiasma a los jóvenes que se van al MC o se mantienen en el PAN, el rechazo es mayor en la capital potosina y municipios importantes.
No ha logrado un crecimiento sustantivo, no gana distritos, solo alcaldías pequeñas y está reclutando a personajes de mala fama de otros partidos para aparentar que van avanzando; y la baraja de sus aspirantes para el 2027 no supera los números de las encuestas encabezadas por la senadora Ruth González Silva, la más votada de la historia potosina.
Ha realizado un trabajo discreto pero constante en la Cámara de Senadores, y la controversia por la reforma electoral para garantizar la alternancia en la paridad de género la ha colocado en el plano nacional, ahora es más conocida y es vista como capaz de gobernar la entidad, de dar continuidad al cambio impulsado por el gobernador Gallardo.
La senadora Ruth González no requiere una coalición con Morena para ganar la gubernatura, el resto de la oposición es casi inexistente; ella tiene a su favor el capital político de los resultados de Gallardo en el gobierno, modernización de la infraestructura, inversiones extranjeras, programas sociales; gobernabilidad, desarrollo económico, estructura electoral, capacidad de movilización y un liderazgo regional que se consolida.