Especialistas de la UNAM advirtieron por un incremento en las afectaciones a viviendas asentadas sobre las que anteriormente eran minas de las que se extraían materiales pétreos, al tiempo de que prevalece el desconocimiento sobre las características actuales del subsuelo de las zonas en las que se ubican.
Con datos de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC), Óscar Rivera-González, realizó un estudio sobre las áreas en las que se registran este tipo de oquedades.
Aunque originalmente deshabitadas y lejanas, las zonas se encuentran actualmente altamente urbanizadas.
Rivera-González explicó que a pesar de que existen datos oficiales sobre la presencia de este tipo de cavidades, suele ser información de ubicaciones que ya tuvieron algún tipo de afectación, pero no de puntos en los que la vulnerabilidad está latente.
"La Alcaldía Miguel Hidalgo, junto con Álvaro Obregón, en los últimos años muestra que la presencia de minas va en aumento, afectando cada vez más las viviendas de pobladores que desconocían encontrarse habitando sobre una zona minada.
"Es cierto que la prioridad, debido al número constante de socavones, debe establecerse en la Alcaldía Miguel Hidalgo y Álvaro Obregón, sin embargo también debe existir supervisión constante en Coyoacán e Iztapalapa, ya que en ellas existe un número elevado de minas identificadas por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos", refirió el experto.
Si bien se ha documentado la existencia de al menos 13 minas subterráneas en las colonias América, Daniel Garza, Ampliación Daniel Garza, 16 de Septiembre y San Miguel Chapultepec, recalcó que la susceptibilidad de hundimientos puede ser alta en otros puntos urbanizados.
Apenas en junio, una oquedad de esta naturaleza se abrió al interior de una vivienda en la Colonia América, en la Alcaldía Miguel Hidalgo, por lo que ocho familias debieron ser desalojadas.
El especialista indicó que la desacralización y falta de datos podría agravar los riesgos.
"Sí se puede acelerar este riesgo si existen lluvias, las cuales, pues con base en esta urbanización y con base en que también se eliminó la cobertura vegetal natural e implementaron material para la construcción que no son permeables, o que es muy difícil que permee el agua, pues puede reblandecer el techo de una mina", subrayó.
"Y va a acelerar que se caiga el techo de la mina o que exista esta afectación en la parte superior como un tipo socavón, pero no de uno o dos metros, se va a ir hasta cuatro o cinco, siete metros".
Otro de los riesgos latentes son los sismos y microsismos, pues pueden provocar que las oquedades se hagan más grandes.
Esto puede implicar que los daños abarquen más de una propiedad.
"Puedes hacer una muy buena estructura, pero si el suelo tiene una mina debajo se te va a venir completo", refirió.
Añadió que su análisis busca que se establezcan reforzamientos de estructuras en zonas de alto riesgo, sin que esto implique aplicar relleno de basura o cascajo.
Caso contrario, mencionó que el propósito es implementar estrategias gubernamentales para ordenar el crecimiento urbano.
"Se necesita un estudio de mecánica de suelo y son bastante costosos, pero es algo muy complicado que no se tenga un atlas completo de las minas o al menos las más profundas.
"Es bastante inversión, pero se debería de hacer o al menos ubicar las zonas con mayor rango de vulnerabilidad o que las personas tampoco construyan más niveles de los que ya tienen actualmente en estas zonas", enfatizó el especialista.