San Luis Potosí, SLP.- El pasado 6 de septiembre, la Glorieta Bocanegra volvió a exhibir las carencias de la movilidad en San Luis Potosí. Una joven estudiante de la Facultad de Enfermería de la UASLP fue atropellada y, tras el impacto, cayó hacia el paso a desnivel, quedando en estado crítico. El hecho conmocionó a la comunidad universitaria y a la sociedad en general, que no tardaron en exigir medidas inmediatas.
La Facultad de Enfermería, mediante un comunicado, confirmó que la víctima es parte de su comunidad académica y expresó su respaldo a la familia, al tiempo que llamó a no difundir rumores o versiones falsas sobre lo ocurrido. “Hoy más que nunca, nuestra fuerza como comunidad está en la empatía, el cuidado mutuo y el respeto”, señalaron.
Por su parte, el colectivo Pedaleando SLP fue más contundente, “No fue un accidente, fue un siniestro”. Con esa frase remarcaron que este tipo de hechos son evitables y que la responsabilidad recae, en gran medida, en el Estado, obligado a ofrecer infraestructura vial segura. “La vida de las personas sigue expuesta todos los días, y ya estamos hartos”, advirtieron.
Ante la presión social, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de la capital, Juan Antonio Villa Gutiérrez, informó que la conductora responsable fue detenida y puesta a disposición de la Fiscalía General del Estado. Reconoció, además, que la Glorieta Bocanegra es una de las zonas con mayor índice de siniestralidad por la imprudencia de automovilistas que ignoran semáforos, señalización y cruces peatonales.
El funcionario adelantó un plan de intervención que contempla:
Balizamiento completo de la glorieta para identificar y atender factores de riesgo.
Redistribución de pasos peatonales que garanticen cruces seguros.
Presencia permanente de personal de seguridad, especialmente en horarios de alta afluencia de estudiantes.
Revisión y adecuación de la señalización vial, incluyendo límites de velocidad y advertencias preventivas.
Coordinación con dependencias municipales para realizar ajustes estructurales a mediano plazo.
Las medidas anunciadas son, sin duda, necesarias, pero llegan después de una tragedia que pudo evitarse. Frente a un hospital y en un nodo vial tan transitado, la velocidad no debería superar los 20 km/h, y aún así no existían mecanismos efectivos para hacer cumplir esta regla.
Lo sucedido en Bocanegra no es un hecho aislado, refleja una política urbana que históricamente ha privilegiado la fluidez de los vehículos sobre la seguridad de peatones y ciclistas. Y aunque ahora se anuncien correcciones, la pregunta de fondo sigue en el aire, ¿Cuántas vidas más deben ponerse en riesgo para que la movilidad segura sea realmente una prioridad?
San Luis Potosí se hunde en una normalización de la violencia vial que convierte a sus calles en escenarios de tragedia. La deuda con la ciudadanía está abierta, y no se salda con comunicados, se mide en vidas salvadas o perdidas.