El pensador estadounidense y académico de la Universidad de Harvard, Michael J. Sandel, reflexionó sobre los riesgos de la meritocracia y la importancia de cultivar la humildad como una actitud cívica por el bien común.
En un encuentro con estudiantes y académicos de la Facultad de Derecho de la UNAM, el escritor estadounidense habló sobre la inequidad y cómo aquellos que están arriba tienen la creencia de que su éxito es propio y que merecen la riqueza que el mercado les ha dado, mientras que quienes enfrentan pocas oportunidades creen que no son acreedores a ello.
"Entre más creamos que somos autosuficientes será más difícil que nos veamos en los zapatos de otra persona; en cambio, aquellos que retienen esta gratitud por la buena suerte y el apoyo conseguido tienen más oportunidad de ser empáticos con otras personas.
"Necesitamos cultivar la humildad como una actitud cívica por el bien común; hacerlo será el primer paso para volver al camino que actualmente nos separa", dijo el ganador del Premio Princesa de Asturias 2018, en el auditorio Ius Semper de la Facultad de Derecho de la UNAM.
Michael J. Sendel consideró una paradoja hablar de la "tiranía del mérito", cuando esta cualidad es buena, pero al revisar las últimas cuatro décadas se aprecia que la división entre ganadores y perdedores nos ha apartado como sociedad y ha contaminado la política.
En su opinión, esto tiene que ver, parcialmente, con la inequidad económica, pero también con el cambio en la actitud sobre el éxito, que ha acompañado a la inequidad.
"Aquellos que están arriba tienen la creencia de que su éxito es propio y que merecen la riqueza que el mercado les ha dado. Por el contrario, quienes lidian con pocas oportunidades también creen que no son acreedores a ello, esto nace de una idea del éxito que puede parecer atractiva, pero que en la práctica no es igual en oportunidades para todos", planteó.
"Los talentos y las oportunidades de las personas no solo tienen que ver con el mérito, sino con la suerte de cada uno, a lo que se suma que la sociedad es la que decide qué talentos recompensa, ya sea los de un profesor o los Taylor Swift".
Para Michael J. Sandel, la meritocracia tiene una parte oscura y es que es corrosiva con el bien común, le da probabilidad a los exitosos de agasajarse en su propio éxito y de sentir que lo que han ganado es un mérito propio, y crea una actitud de ganadores que hace que vean hacia abajo a los que no son tan afortunados, especialmente si tienen las mismas oportunidades que ellos.
"Aún la meritocracia perfecta crea la ilusión de que los exitosos tienen derecho a ver hacia abajo a los menos afortunados. Esto genera un sentimiento de resentimiento y humillación, y hace que la solidaridad sea un proyecto casi imposible porque los más exitosos le deberían algo a quienes carecen de las mismas oportunidades.
"La meritocracia hace que se nos olvide la buena suerte que se ha tenido a lo largo del camino y a aquellos que nos han impulsado para estos logros. Por ello es importante que los exitosos estén al tanto de su suerte y las circunstancias que los llevaron a donde están", destacó.
De acuerdo con el experto, en la sociedad actual falta ese espíritu de humildad y actitud, pese a ser una característica relacionada con el civismo.
Durante la charla, la directora de la Facultad de Derecho, Sonia Venegas, celebró la visita del profesor de la Universidad de Harvard, quien está en México con el apoyo del Tecnológico de Monterrey.
Michael J. Sandel impartió este viernes una plática más con estudiantes del Tecnológico de Monterrey.