Se cumplen 37 años desde que Ramón Esteban Gómez Valdés y Castillo partió de este mundo en la Ciudad de México .
Una vida de humor y talento
Ramón es recordado por su interpretación icónica de Don Ramón en El Chavo del 8, personaje que lo convirtió en uno de los comediantes más queridos de la cultura latinoamericana
Antes, había trabajado en diversas producciones de Chespirito como Los supergenios de la mesa cuadrada, Chespirito y El Chapulín Colorado, y en el cine junto a su legendario hermano Tin?Tan, siendo parte de la Época de Oro del cine mexicano
Pese a su vitalidad y humor, Ramón enfrentó una dura lucha contra el cáncer de estómago, detectado a principios de los años 80 e incluso tras una operación para reducirlo en 1985, la enfermedad ya se había extendido a su médula espinal
A pesar del pronóstico grave, continuó trabajando y recibiendo cuidados paliativos, sostenido por su indomable espíritu. Falleció tras un paro cardiorrespiratorio no traumático, derivado de su enfermedad
Una de sus escenas finales fue en 1987 para el programa ¡Ah, qué Kiko!, grabada en un cementerio poco antes de su fallecimiento — una coincidencia que muchos califican como poética — esta fue, según Carlos Villagrán, su última escena grabada
Décadas después de su partida, sigue presente en la cultura popular. Su nieto, Miguel Valdés, ha compartido en redes detalles íntimos de su enfermedad y desmentido rumores absurdos como el de un ataque de un león de circo, aclarando que su muerte fue consecuencia de su enfermedad
Hoy lo recordamos más allá del personaje: como un hombre que, con su humor humilde y sincero, dejó una huella imborrable en el alma de varias generaciones. Su legado sigue vivo cada vez que alguien repite una de sus frases, ríe con una de sus escenas o lo recuerda con cariño.