El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un nuevo ataque contra la cantante Taylor Swift, asegurando que su popularidad ha disminuido desde que él expresó públicamente su rechazo hacia ella. En una publicación en su red Truth Social, Trump afirmó que la intérprete de Anti-Hero “ya no está de moda” y la calificó como una “cantante woke”.
“Desde que alerté al mundo sobre lo que ella decía, y lo dije sin tapujos: que no la soporto (¡ODIO!), fue abucheada en el Super Bowl y dejó de estar de moda. YA NO ESTÁ HOT”, escribió Trump, quien además sentenció: “Ser woke es para perdedores, ser republicano es lo que quieres ser”.
El comentario surgió mientras Trump defendía a la actriz Sydney Sweeney, quien protagoniza una campaña de American Eagle que ha sido criticada por presuntas referencias a ideales tradicionales de belleza blanca. “Sydney tiene grandes genes”, comentó el exmandatario, elogiando que los jeans de la campaña “se están vendiendo como pan caliente”.
Trump aprovechó la ocasión para continuar con su discurso de guerra cultural, acusando a marcas como Jaguar y Bud Light de fracasar por adoptar campañas “woke” y posicionando a Swift como otro supuesto ejemplo de esta tendencia.
Sin embargo, las afirmaciones del exmandatario contrastan con la realidad. Taylor Swift continúa siendo una de las artistas más influyentes del mundo: lidera listas de ventas, acumula récords en plataformas digitales y su gira The Eras Tour es un fenómeno global. Incluso su presencia en el Super Bowl, donde Trump asegura que fue abucheada, fue ampliamente destacada en medios debido a su aparición junto al jugador Travis Kelce.
Además, su activismo político, como el respaldo a Joe Biden en 2020, ha generado preocupación en sectores conservadores por su capacidad de movilizar al electorado joven.
Mientras Trump insiste en confrontarla, Taylor Swift sigue marcando el pulso de la industria musical y de la conversación cultural global.