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El caso Epstein desata críticas contra Donald Trump

La crisis comenzó cuando el Departamento de Justicia y el FBI declararon que no existe una lista de clientes de Epstein, contradiciendo afirmaciones previas de la secretaria de Justicia, Pam Bondi.

El caso de Jeffrey Epstein, el financiero acusado de tráfico sexual que murió en prisión en 2019, se encuentra actualmente desatando una tormenta política que pone en jaque al presidente Donald Trump, incluso entre sus seguidores más leales del movimiento Make America Great Again (MAGA). 
 
La controversia, alimentada por la negativa del Departamento de Justicia a divulgar más documentos relacionados con Epstein, ha generado críticas inesperadas hacia Trump, quien durante años ha promovido teorías conspirativas para avivar a su base. Sin embargo, ahora enfrenta las consecuencias de esas narrativas, que han avivado expectativas de transparencia que no parece dispuesto o capaz de cumplir.
 
La crisis comenzó cuando el Departamento de Justicia y el FBI declararon que no existe una lista de clientes de Epstein, contradiciendo afirmaciones previas de la secretaria de Justicia, Pam Bondi, quien en febrero sugirió que tenía documentos relevantes en su escritorio. 
 
Esta retractación desató la furia de los seguidores de Trump, quienes, influenciados por años de retórica sobre un “estado profundo” corrupto, exigen la publicación de todos los archivos relacionados con Epstein. 
 
Trumpistas piden renuncia de Pam Bondi; el presidente intenta desviar la atención
 
 
Notables influencers conservadores como Jack Posobiec y Laura Loomer intensificaron las críticas, con Loomer incluso pidiendo la renuncia de Bondi y un fiscal especial para investigar el manejo de los documentos.
 
Trump, conocido por su habilidad para manejar narrativas conspirativas, ha intentado minimizar el asunto. En publicaciones en Truth Social, ha instado a su base a enfocarse en otros temas, como investigar a los demócratas, y ha defendido a Bondi, calificándola de “genial”. 
 
Sin embargo, su estrategia de desviar la atención no ha funcionado. Figuras como Michael Flynn, exasesor de seguridad nacional, han advertido que el tema “no desaparecerá”, mientras que el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha pedido transparencia, sugiriendo que Bondi debe aclarar sus declaraciones previas.
 
El problema es particularmente delicado porque Trump ha construido su imagen política sobre la desconfianza hacia las instituciones y la promesa de revelar verdades ocultas. Durante años, él y sus aliados, incluidos Bondi y el subdirector del FBI, Dan Bongino, han alimentado teorías conspirativas, desde las elecciones de 2020 hasta las vacunas. 
 
Ahora, esa misma retórica se vuelve en su contra, ya que su base espera que cumpla con la transparencia que prometió. Como señaló Matt Dallek, politólogo de la Universidad George Washington citado por The Associated Press, “es difícil volver a meter al genio en la botella” una vez que se han avivado estas expectativas.
 
La controversia también revela tensiones internas en el gobierno de Trump. Informes indican disputas entre Bondi y Bongino, con rumores de que este último consideró renunciar. 
 
El caso, que ya es aprovechado por demócratas, podría tener consecuencias electorales
 
 
Aunque la Casa Blanca ha intentado minimizar estas fricciones, calificando a Bondi, Bongino y el director del FBI, Kash Patel, como “héroes”, la percepción de caos recuerda la disfunción de su primer mandato. Además, los demócratas han aprovechado la situación, acusando a Trump de encubrir información y exigiendo la publicación de los archivos, lo que profundiza las divisiones en la derecha.
 
El caso Epstein también podría tener repercusiones electorales. Steve Bannon, exasesor de Trump, advirtió que perder el apoyo del 10% de la base podría costar a los republicanos la mayoría en la Cámara en las elecciones de mitad de período. Más allá de la política, la controversia pone en riesgo la credibilidad del Departamento de Justicia y el FBI.
 
En última instancia, el caso Epstein ilustra los peligros de basar el poder político en teorías conspirativas. Como señaló Russell Muirhead, de la Universidad de Dartmouth, también citado por The Associated Press, Trump ha explotado estas narrativas con maestría, pero ahora enfrenta el desafío de satisfacer a una base que exige respuestas. 
 
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