En la década de los 80, la animación japonesa vivió una de sus etapas más revolucionarias y trascendentales. No solo fue un momento clave para el desarrollo del anime como industria creativa con identidad propia, también se convirtió en una fuente inagotable de innovación estética, narrativa y temática que redefinió el concepto de cine animado a nivel mundial. Películas como Akira y Mi vecino Totoro no solo sorprendieron por su estilo visual, sino por sus complejas historias, sus potentes metáforas sociales y su profunda carga emocional.
Aunque muchos aún asocian la animación exclusivamente con el público infantil, el anime de los 80 demostró que este formato puede explorar géneros tan variados como la ciencia ficción, el horror, la fantasía, el drama humano e incluso el realismo histórico. Según IMDb, el anime es un “estilo de animación japonés con diseño plano y animación limitada, caracterizado por personajes de ojos grandes, expresiones intensas y líneas bien definidas”, creado para públicos de todas las edades y con subgéneros para cada uno.
Entre las muchas joyas cinematográficas que emergieron en aquella época, la revista GQ realizó una selección de diez películas esenciales que no solo definieron la década, sino que dejaron una marca indeleble en la cultura popular:
1. Akira (1988) – Dir. Katsuhiro Otomo
Un clásico del cyberpunk que impactó por su animación revolucionaria y su oscura visión de un Japón postapocalíptico. Situada en Neo-Tokio, la historia explora temas como el poder, la corrupción y la deshumanización tecnológica. Akira no solo transformó el anime, sino que influyó en toda la ciencia ficción contemporánea.
2. Mi vecino Totoro (1988) – Dir. Hayao Miyazaki
Una obra entrañable de Studio Ghibli que celebra la infancia, la naturaleza y la conexión emocional entre los seres humanos y el mundo espiritual. Totoro, el espíritu del bosque, se convirtió en un símbolo del estudio y del cine japonés.
3. Neo Tokyo (1987)
Antología de tres cortometrajes que exploran el terror, la ciencia ficción y el surrealismo con animación artesanal. Historias como Running Man o Construction Cancellation Order revelan la versatilidad técnica y conceptual del anime de vanguardia.
4. El huevo del ángel (Angel’s Egg) (1985) – Dir. Mamoru Oshii
Una película atmosférica y enigmática sobre la fe, la pérdida y los misterios existenciales. Su narrativa casi sin diálogos y su estética gótica la convierten en una pieza única, con múltiples interpretaciones simbólicas.
5. Barefoot Gen (1983)
Basada en hechos reales, esta película muestra los horrores de la bomba atómica en Hiroshima desde la perspectiva de un niño. Cruda y emotiva, es una denuncia contra la guerra y una muestra del impacto humano del conflicto.
6. La tumba de las luciérnagas (1988) – Dir. Isao Takahata
Otra producción de Studio Ghibli, y probablemente una de las películas más tristes del cine animado. Relata la lucha de dos hermanos por sobrevivir después de los bombardeos en Japón, mostrando el abandono social y la fragilidad de la infancia en tiempos de guerra.
7. Wicked City (1987) – Dir. Yoshiaki Kawajiri
Oscura, violenta y con tintes eróticos, esta historia narra la lucha entre humanos y criaturas sobrenaturales en un mundo secreto. Fue pionera del anime para adultos, con una animación impactante y atmósferas perturbadoras.
8. El castillo en el cielo (1986) – Dir. Hayao Miyazaki
La primera película oficial de Studio Ghibli, mezcla fantasía steampunk, aventura y crítica social. Una niña misteriosa y un niño aventurero deben proteger un antiguo secreto escondido en una ciudad flotante.
9. Night on the Galactic Railroad (1985)
Una poética adaptación de la novela de Kenji Miyazawa, protagonizada por gatos antropomorfos. La película es una metáfora sobre la vida, la muerte y el viaje espiritual, contada a través de un tren intergaláctico.
10. Royal Space Force: The Wings of Honnêamise (1987)
Considerada una de las producciones más ambiciosas de la década, esta historia de ciencia ficción sobre la carrera espacial en un mundo alternativo explora el idealismo, la política y la responsabilidad humana frente al progreso tecnológico.
Estas películas no solo consolidaron el anime como una expresión artística legítima y profunda, también sembraron las bases para su expansión global. La década de los 80 fue el momento en que el anime dejó de ser una curiosidad local para convertirse en un fenómeno cultural de talla mundial. Hoy, muchas de estas obras siguen siendo estudiadas, referenciadas y celebradas por cinéfilos, animadores y espectadores de todas las edades.