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La inteligencia artificial y los políticos corruptos

Libertad de Opinión.

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) avanza más rápido de lo que muchos imaginan. Hoy ya es difícil distinguir si un video o un audio es real. Y lo que viene será aún más inquietante.
 
LA CAPACIDAD DE LA IA PARA crear imágenes, voces y escenas creíbles, abre un escenario peligroso: ¿cómo sabremos si un video que muestra a un político corrupto recibiendo una maleta llena de dinero es auténtico? ¿Cómo evitar que la manipulación digital siembre la duda, paralice a la justicia o desacredite a quien dice la verdad?
 
LOS DEEPFAKES —VIDEOS FALSOS generados por IA— pueden servir para destapar crímenes reales, pero también para encubrirlos. Un funcionario sorprendido en actos ilícitos podría alegar que es víctima de una conspiración digital.
 
LO MISMO, PERO AL REVÉS: UN inocente puede ser destruido social y políticamente si se le fabrica una evidencia falsa que se vuelve viral en redes.
 
LA AMENAZA ES DOBLE: políticos sin escrúpulos que usen la IA como coartada, y grupos que difundan mentiras a sabiendas de que millones de personas no verificarán la fuente. En una sociedad donde abundan las fake news o noticias falsas, la combinación se vuelve explosiva.
 
HOY LA TECNOLOGÍA PERMITE A las máquinas aprender, imitar voces, generar imágenes y responder preguntas casi como humanos.
 
CON CADA AVANCE, TAMBIÉN crece la responsabilidad de medios, autoridades y ciudadanos para exigir pruebas verificables y no ser cómplices —por ignorancia o mala fe— de campañas de desprestigio fabricadas por inteligencia artificial.
 
EL RETO NO ES MENOR: SI NO desarrollamos mecanismos de verificación sólidos y una cultura crítica de consumo de información, pronto no sabremos qué es real y qué no.
 
Y LA CORRUPCIÓN ENCONTRARÁ EN la IA un aliado perfecto para sembrar confusión y escapar de la verdad.
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