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Iron Maiden arrasa Madrid con un concierto épico en el Metropolitano

 

El rugido de las guitarras, los gritos de miles de fans y la energía incombustible de Bruce Dickinson han hecho temblar el Estadio Metropolitano, después de que Iron Maiden, leyenda viva del heavy metal, haya arrasado Madrid este sábado con un concierto épico y desbordante de potencia, que ha hecho saltar por los aires cualquier barrera generacional, consolidando, una vez más, su estatus de banda inmortal.

La cita, única en España dentro de su gira europea 'Run for Your Lives', ha reunido a más de 60.000 asistentes entregados desde la apertura de puertas.

La jornada, que ha comenzado con el potente show del grupo sueco Avatar como teloneros, ha sido mucho más que un concierto, suponiendo un ritual eléctrico de casi dos horas y media, un repaso demoledor a los grandes clásicos del grupo británico y una celebración de sus 50 años de historia.

Con su estética oscura y teatral, entre el circo macabro y el metal más auténtico, Avatar ha calentado el ambiente con una actuación intensa y visualmente impactante, en la que no han faltado sus característicos movimientos coreografiados ni los 'riffs' afilados que han hecho retumbar el Metropolitano desde primera hora.

El carismático cantante Johannes Eckerström, con su maquillaje espectral y su voz camaleónica, ha sabido ganarse al público con cada grito, cada gesto y con una energía desbordante que ha dejado claro por qué se han ganado un lugar de honor como banda invitada en esta gira.

La banda liderada por Bruce Dickinson ha salido al escenario poco antes de las 21.00 horas con una puesta en escena colosal.

Entre columnas de fuego, las cuales se han repetido durante todo el concierto, han arrancado con fuerza demoledora con 'Murders in the Rue Morgue', seguida de una cadena de golpes directos al corazón del fan más veterano con 'Rime of the Ancient Mariner' o 'Iron Maiden'.

Durante toda la noche, se han visto a padres e hijos alzando las manos al unísono con el gesto clásico del heavy metal, los dedos índice y meñique extendidos, símbolo de pertenencia y respeto en esta cultura musical.

Se ha tratado en toda regla de un concierto intergeneracional que ha reunido desde sexagenarios hasta adolescentes recién llegados al universo Maiden, quienes han descubierto en directo el motivo por el que esta banda sigue siendo un rito de paso.

El tramo más potente ha llegado con 'Killers' o 'The Number of the Beast', recorriendo así toda la discografía de las últimas cinco décadas.

Asimismo, las millas de personas que han abarrotado el Metropolitano no han dejado de levantar el puño al cielo, entregándose por completo a cada 'riff', cada golpe de bombo y cada estribillo.

Esto ha sido especialmente palpable en ' 2 Minutes to Midnight ', donde el estadio entero ha comenzado a saltar al unísono, haciendo retumbar el suelo como si el mismo heavy metal hubiera cobrado forma física.

La escenografía, como es habitual en los directores de los ingleses, ha sido una parte fundamental del espectáculo: gigantescas pantallas han proyectado las portadas más icónicas de sus álbumes.

Durante 'Powerslave', ha surgido la legendaria imagen egipcia del disco, mientras Dickinson, enfundado en una máscara, ha ofrecido una interpretación teatral y poderosa.

En 'Run to the Hills', los coros del público se han elevado con tal intensidad que parecían formar parte del propio sonido de la banda, envolviendo el estadio en una marea de voces que no cesaba.

Ese fervor colectivo se ha intensificado aún más con ' The Trooper' , justo cuando la noche caía sobre Madrid, generando un ambiente eléctrico, cargado de emoción y energía imparable que ha envuelto cada rincón del Metropolitano.

Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers, como guitarristas, Steve Harris, con el bajo, y Nicko McBrain, en la batería, han cumplido con precisión quirúrgica en una noche donde el ritmo ha sido tan implacable como emocionante.

En este sentido, el trío de guitarras legendario no ha ofrecido únicamente solos sincronizados, sino que también se ha desenvuelto en duelos eléctricos con una destreza que demuestra que Maiden sigue en lo más alto, sin rendirse al paso del tiempo.

La noche ha terminado con 'Aces High', 'Fear of the Dark' y la icónica 'Wasted Years', que ha sonado a modo de despedida y homenaje.

Madrid ha sido testigo así, este sábado, del recorrido musical de Iron Maiden durante estas cinco décadas que han marcado a más de una generación. EFE

 

 

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