San Luis Potosí, SLP.- Aunque muchas personas nunca experimentan dolor por las muelas del juicio, otras las sufren como una verdadera tortura. ¿Por qué a algunas personas les afecta y a otras no? ¿Es cierto que no siempre deben extraerse? ¿Y por qué el "dolor de muelas" se usa como metáfora de algo insoportable?
El dentista Josué Emiliano Carrizales Pérez, egresado de la Universidad Cuauhtémoc, explica que las muelas del juicio —también conocidas como terceros molares— pueden ser un problema por tres razones principales: impactación, caries y motivos ortodónticos.
“Las muelas del juicio a menudo están en la parte más posterior de la boca y es difícil llegar con el cepillo, lo que genera caries. También se retiran por razones ortodónticas, para poder alinear correctamente los dientes, y muchas veces porque vienen impactadas”, señala Carrizales.
Las muelas del juicio tienen un origen evolutivo. Nuestros antepasados necesitaban estas piezas adicionales porque su dieta incluía alimentos crudos y fibrosos, que requerían mayor esfuerzo para masticar. Con el tiempo, y con los cambios en la alimentación y el desarrollo del cráneo humano, estas muelas se volvieron menos necesarias pero no desaparecieron.
“Muchas veces las muelas del juicio vienen horizontales, no rectas, y empujan al segundo molar, lo que puede causar dolor severo o daños en otras piezas”, explica el dentista.
Cuando están retenidas, es decir, no logran salir completamente por falta de espacio, pueden provocar inflamación, infecciones e incluso afectar a otras piezas dentales. Por eso, la extracción se vuelve la mejor opción en muchos casos.
Hay personas a quienes nunca les salen las muelas del juicio, o les erupcionan de forma adecuada, sin causar molestias. Esto se debe a una combinación de factores genéticos y anatómicos, como el tamaño de la mandíbula y la posición de las piezas dentales.
“Después de los 25 años, las muelas ya no tienen el mismo empuje para salir. Si no han salido antes, suelen quedarse retenidas o impactadas”, añade Carrizales.
No es casualidad que, en el lenguaje cotidiano, se use la frase “es un dolor de muelas” para describir algo insoportable. El dolor que provocan estas piezas puede ser tan intenso que impide comer, dormir o incluso concentrarse.
“El problema con las muelas del juicio es que hay mucho tejido en la encía, lo que complica su tratamiento. Muchas veces es mejor extraerlas que intentar repararlas, sobre todo si ya causan molestias frecuentes”, dice el especialista.
Si sientes presión, inflamación en la parte trasera de la boca o un dolor punzante, lo mejor es acudir al dentista. Una radiografía panorámica puede determinar si tus muelas del juicio están bien posicionadas o si es necesario extraerlas antes de que causen más problemas.