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La Voz de... ¿Dónde quedaron los valores universales?

Adrián Tovar | 27/06/2025 | 01:14

Se han confundido los valores
 
El abogado y analista Ángel Candia Pardo consideró que “Luego de observar los acontecimientos y las formas en cómo se están comportando las cosas en el Siglo XXI, esto tiene que ver con el olvido de los valores universales. Hay quien dice que los valores universales no existen y en mi opinión, esto se debe a que la muy poca reflexión que hoy se estila ha confundido los valores universales con los valores humanos, sociales o individuales, que no son lo mismo”.
 
Explicó que “Los valores universales son el conjunto de normas que guían el comportamiento de las personas dentro de una sociedad y que son aplicables en todas partes, en todo momento y de manera que trascienden las diferencias culturales, religiosas, étnicas y sociales; y deberían regir el presente en todas las personas, independientemente de su origen o de su contexto”.
 
Detalló que “Lo anterior deviene de su carácter positivo y virtuoso, que no deja duda respecto a que su existencia y respeto es indispensable y de gran trascendencia para la subsistencia de una humanidad que pueda vivir con amor y felicidad como punto de partida y fin de la existencia de cada una de las personas que existimos en este mundo”.
 
Legitimación de delitos
 
Para Ángel Candia “La única tesis que pudiera controvertir lo anterior sería sostener que lo que realmente define o el fin de la humanidad, fuera la infelicidad, el odio, el conflicto, con todo lo que ello conlleva, como por ejemplo las guerras, la pobreza, la hambruna, la legitimación de delitos en aras a una conveniencia coyuntural, etcétera”.
 
Y agregó “Pero, ¿cuáles pueden ser esos valores tan importantes que deben ser reconocidos universalmente? Me voy a referir sólo a algunos de ellos que mis oyentes o lectores detectarán muy fácilmente, aunque haya muy poca conversación sobre todos ellos, aún en una época caracterizada, como la de hoy, por la hipercomunicación”.
 
Se refirió a “La vida, la justicia, la equidad, la paz, la verdad, la igualdad, la libertad, la tolerancia, la amistad, la responsabilidad, la solidaridad, la compasión, el honor, la gratitud, el altruismo, la lealtad, entre tantos otros que por espacio y tiempo no refiero en esta intervención”.
 
Advirtió que “Todos estos valores que constituyen virtudes insertas en nuestra naturaleza humana, pero que podemos olvidar o desechar. Si las estudiamos detenidamente, veremos que su influencia es tan, pero tan grande en la vida de las sociedades y del mundo, que de hecho sostengo que de ellas depende en forma absoluta nuestra subsistencia”.
 
La justicia es solo un vocablo
 
Candia Pardo dijo que a pesar de esta gran importancia “Parece ser que en este siglo sí las hemos olvidado y, por lo tanto, estoy seguro que de ahí devienen las principales desgracias que nos azotan hoy en día a la humanidad”.
 
Señaló que “Si las personas en lo individual, las comunidades en su vivir diario, las sociedades, los países y el mundo pusieran atención en estos valores universales, nuestra realidad hoy sería totalmente diferente. Hoy en día la vida está siendo atacada todos los días a través de múltiples ejemplos, como el aborto o como las guerras, o los múltiples conflictos”.
 
Consideró que “La justicia es sólo un vocablo sin materia. La paz verdadera nos abandona por minutos. La verdad es prácticamente un dicho político nada más, y la realidad se distancia cada vez más con la verdad, con cada día más descaro y normalidad”.
 
Advirtió también que “La solidaridad está comprometiendo el seguimiento puntual del egoísmo y los intereses personales, especialmente de nuestros gobernantes. La honestidad ha sido reemplazada por la corrupción con una normalidad sorprendente, al grado de llegar a ser incluso aceptada como algo necesario”.
 
Dijo que “La tolerancia ha dejado muchas veces de existir, dando paso a la polarización como forma natural de vida, mediante la radicalización incomprensible de distintas posturas, que ante la ausencia de valores universales, todas ellas se suponen justificadas, y la lucha incansable entre unas y otras hacen que la paz y la convivencia entre los hombres se vuelvan sólo vocablos de explotación política”.
 
Retomemos esta causa
 
Sin embargo, dijo, “No sólo los políticos son los grandes transformadores y asesinos de los valores universales, porque los políticos hacen lo que hacen porque la ciudadanía se los permite, o tal vez, ojalá me equivoque, porque ya se comparta con ellos el olvido, el desprecio o el reemplazo de estos valores universales, y esto posiblemente tenga su causa en el relativismo absoluto que deriva del egoísmo y el egocentrismo de muchos que habitamos este planeta en estos tiempos.
 
“¿Cómo es posible, digo yo por ejemplo, que la sola presencia de una persona como Andrés Manuel López Obrador en México, o Donald Trump en Estados Unidos, tengan la capacidad de destruir tanto en tan poco tiempo, o de poner en jaque al mundo entero, ellos solos, de un día para otro, y todo ello entre aplausos y absurdas legitimaciones de los demás?”.
 
“¿Dónde están los cientos de millones de personas victimadas o amenazadas hacia su destrucción por ellos? Y solo en estos dos meros ejemplos que estoy refiriendo, ¿que no hay ocho mil millones de personas que podemos decir algo al respecto?
 
Agregó que “Las personas sí están, pero tampoco con convicciones ni valores, sin fuerza para defenderlos, porque la ausencia o desprecio interno hacia los valores universales ha sido tan normalizada por millones, que se ha dado pie a una forma de vida que resulta en un gran escepticismo y en una enorme desesperanza que no nos deja ver una causa justa”.
 
Advirtió que “Ya no hay fuerza para luchar, porque la causa son los valores olvidados, y toda lucha necesita una causa, que tiene que salir de aquí adentro”.
 
Señaló que “La causa sí está, solo hay que verla, volver a verla. Pensemos en esto, retomemos estos valores, hagámoslos parte de nuestra vida de nuevo, y revitalicemos la lucha por su respeto. De esta lucha va a depender nuestra subsistencia”.