San Luis Potosí enfrenta una preocupante escalada de violencia al interior de los hogares, donde los adultos mayores —lejos de encontrar cobijo en el seno familiar— se han convertido en víctimas silenciosas del abandono y el maltrato. De acuerdo con cifras oficiales del DIF estatal, en el estado se ha registrado un incremento del 14% en casos de violencia y negligencia hacia este sector, en muchos casos perpetrados por sus propios familiares.
La situación ha revelado una cruda realidad, el envejecimiento ya no garantiza respeto, sino, en muchas ocasiones, marginación. Los reportes más frecuentes incluyen despojo de bienes, apropiación indebida de pensiones, indiferencia emocional, e incluso violencia física o psicológica. No es raro que, tras periodos prolongados de negligencia, los adultos mayores terminen en instituciones, muchas veces sin su consentimiento y bajo condiciones deplorables.
El vacío legal y la falta de supervisión efectiva han permitido la proliferación de asilos clandestinos en la entidad, operando al margen de toda regulación. Lejos de ser refugios dignos, se han convertido en espacios donde la violencia continúa, ahora institucionalizada. Actualmente existen dos denuncias penales contra establecimientos de este tipo por presunto maltrato a adultos mayores.
En respuesta a este panorama, el exdiputado Juan Francisco Aguilar Hernández presentó una iniciativa para reformar la Ley de las Personas Adultas Mayores en el estado, con el objetivo de establecer estándares mínimos de operación, un registro estatal obligatorio y un sistema de inspección periódico para centros de atención, tanto públicos como privados.
La propuesta también contempla la creación del Registro Estatal de Instituciones de Atención a Personas Adultas Mayores, así como la obligación de contar con la autorización del DIF Estatal para operar. De incumplirse estos requisitos, las consecuencias incluirían clausuras inmediatas, multas y hasta denuncias penales en casos de maltrato comprobado.
Los especialistas coinciden en que el maltrato hacia personas mayores no siempre se presenta en forma de golpes. La violencia emocional, económica y psicológica son expresiones igualmente devastadoras. Desde insultos constantes hasta la indiferencia cotidiana, muchos adultos mayores viven un infierno disfrazado de rutina familiar.
Uno de los factores que agravan la situación es la percepción de que, al dejar de ser "productivos", los adultos mayores se convierten en una carga. Esta visión no solo los excluye de las dinámicas familiares, sino que abre la puerta al despojo, al olvido y al deterioro acelerado de su salud física y mental.
El DIF Estatal, en coordinación con la Fiscalía, Protección Civil y COEPRIS, ha intensificado sus esfuerzos para combatir esta crisis. Actualmente, se brindan asesorías jurídicas, psicológicas y sociales gratuitas, además de talleres y actividades comunitarias en diferentes colonias con el fin de fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia esta población vulnerable.
La vejez no debería doler, ni física ni emocionalmente. Pero en San Luis Potosí, cada vez más personas mayores enfrentan la última etapa de su vida entre el abandono, la indiferencia y el maltrato. El tejido familiar, que antes se asumía como el primer círculo de protección, se ha convertido en muchos casos en el origen de su sufrimiento.
No basta con reformas legales, es urgente una transformación cultural que revalorice la experiencia y sabiduría de quienes han construido esta sociedad con años de trabajo, sacrificio y amor. San Luis tiene una deuda pendiente con sus mayores. Y saldarla no es solo un acto de justicia, sino de humanidad.
.gif)
