El Presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, viajó a Roma para participar en los trabajos de la Segunda Conferencia Parlamentaria sobre Diálogo Interreligioso organizado por la Unión Interparlamentaria y el Parlamento de Italia.
Además de abogar por la paz del pueblo palestino, y en medio de la repulsa que han provocado leyes de gobiernos morenistas que atentan contra la libertad de expresión, el senador resaltó el clima de tolerancia, respeto, democracia, igualdad y libertades que se respira en México.
El legislador subió a la tribuna ataviado con un traje negro sobre el cual se puso una kufiya similar a la que usaba Yaser Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina, pero sin que le cubriera la cabeza.
Fernández Noroña llegó a Roma tras una mala racha por protagonizar desplantes que le han van valido críticas en las redes sociales, después de ignorar a madres buscadoras, de discutir a gritos con estudiantes que se quitaron sus zapatos en señal de protesta y de humillar en público al abogado que fue a ofrecerle disculpas al Senado.
Abrió su intervención, que no duró más de tres minutos y medio, aclarando que era ateo en un país mayoritariamente católico.
"Y a pesar de ser ateo sostengo que hay que darle la mano al hermano, a la hermana, hay que ayudar al que sufre, hay que apoyar al necesitado", dijo.
Fernández Noroña reconoció que, como en el resto del mundo, hoy existe el racismo, el clasismo, la homofobia, la intolerancia religiosa, la misoginia y la discriminación, y enseguida compartió lo que, al parecer, motivó su viaje que, según aclaró en X, costeó él mismo.
"Traigo un peso en mi corazón que me sobrepasa, que no puedo con él solo: soy de las pocas voces que ha alzado la voz en el país en contra de lo que está sucediendo en el pueblo palestino", explicó.
El senador mexicano relató que una niña palestina le había hecho llegar un video para decirle que querían vivir, jugar y estudiar.
"Y me parece inconcebible el silencio que hay sobre lo que está pasando en Palestina: 18 mil niños y niñas asesinados por un Estado confesional", sostuvo.
"Quiero que nuestras voces se alcen", propuso, "por lo menos, nuestras voces, para exigir que eso termine. Cualquier nombre que se le quiera dar a lo que está pasando en Palestina ambos pueblos, el pueblo judío y el pueblo palestino, tienen derecho a existir, a la coexistencia, al diálogo, al respeto a sus diferentes visiones religiosas, políticas y éticas.
"Esa es la razón de por qué quise venir a este espacio. Solicitar que rompamos ese silencio; además, estamos cerca de una guerra que no queremos, porque las hostilidades se han ido a otros países de la región".
El legislador pidió alzar las voces para que se logre la paz en todos los rincones del mundo, empezando por el sufrido pueblo palestino.
"No vengo", aseguró, "a pedir algo para mi País, nuestro compromiso con la tolerancia, con el respeto, la democracia, la igualdad y las libertades es absoluto".
La intervención del parlamentario mexicano fue aplaudida por el grueso de los asistentes a la Segunda Conferencia Parlamentaria sobre Diálogo Interreligioso: Fortalecer la confianza y albergar la esperanza en nuestro futuro común.