San Luis Potosí, SLP.- Una invasión silenciosa pero letal está proliferando en las calles, patios y hogares de San Luis Potosí, las moscas. Lo que a simple vista podría parecer un problema menor, hoy se ha convertido en una amenaza de salud pública, especialmente en las colonias más vulnerables de la zona metropolitana, donde se registran alarmantes brotes de infecciones estomacales.
El repunte de estos insectos coincide con un cóctel perfecto para su reproducción, lluvias intensas que dejan humedad acumulada, temperaturas que superan los 36 grados y un manejo deficiente de la basura. Todo ello ha generado el ambiente ideal para que las moscas —en especial las especies chupadoras de sangre— se multipliquen aceleradamente.
“El aumento de insectos incrementa los virus y bacterias en los hogares, pero las moscas más peligrosas son las que pican, porque son hematófagas, chupan sangre y pueden depositar larvas en el cuerpo humano, provocando infecciones severas”, advierte la Dra. María Guadalupe Galindo Mendoza, geógrafa y responsable del Laboratorio Nacional de Geoprocesamiento de Información Sanitaria de la UASLP.
La especialista señala que las colonias con tiraderos clandestinos y alta presencia de perros callejeros enfrentan una doble carga, el descontrol en los residuos orgánicos y las heces fecales en vía pública generan un crecimiento exponencial de estos insectos. A esto se suma el problema estructural de marginación social, donde muchas personas, por razones psicológicas y socioeconómicas, acumulan basura en techos, patios y entradas.
Estudios de instituciones como la UNAM y el Colegio de México han demostrado que en zonas de alta marginación existe una tendencia a almacenar objetos y residuos por la percepción de que "todo sirve", dificultando la higiene y favoreciendo la proliferación de plagas.
El problema no se limita al entorno urbano. En zonas agropecuarias de la entidad, la situación también es crítica. Las prácticas agrícolas, combinadas con el manejo de materia orgánica, han propiciado verdaderas plagas de moscas, algunas con capacidad vectorial para enfermedades más graves.
“Después de las lluvias se acumula el agua, lo que acelera la descomposición de materia orgánica y permite que haya hasta cuatro generaciones de estos insectos en cuestión de días”, explica la Dra. Galindo Mendoza.
Pero el peligro va más allá de lo visible. La experta alerta sobre la llegada de especies más agresivas a través de vías terrestres y aéreas. Aunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, ya existen casos documentados en estados cercanos de moscas carnívoras que depositan larvas en humanos.
“Hay que vigilar aeropuertos y terminales, porque muchas veces se enfoca el monitoreo solo en drogas, pero se debería incluir detección de insectos a través de feromonas. Estas moscas pueden viajar en vehículos, maletas o incluso en mascotas, y ya tenemos evidencia de su presencia en entidades vecinas”, subraya Galindo Mendoza.
Frente a este panorama, las autoridades sanitarias y la ciudadanía deben actuar de forma coordinada. Es urgente reforzar campañas de limpieza comunitaria, implementar controles sanitarios en puntos estratégicos de acceso al estado y, sobre todo, concientizar sobre el manejo responsable de residuos.
Mayo y junio son los meses con mayor reproducción de estos insectos. El momento de actuar es ahora. La amenaza no es sólo el zumbido molesto de una mosca en la cocina; es una crisis sanitaria que se gesta en la sombra, alimentada por el abandono, el calor y la desinformación.