Miércoles 18 de Junio de 2025 | Aguascalientes.
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EL GRAN NEGOCIO DE LAS PIPAS

Lupillo González | 18/06/2025 | 06:12

Otro escándalo se suma al ya cuestionado negocio del reparto de agua en San Luis Potosí. El Ayuntamiento capitalino e Interapas le pagaron entre 2022 y 2024 a la cuestionada empresa Grupo Saserro más de 265 millones de pesos por distribuir el agua que, irónicamente, les proporciona el propio organismo operador. Un jugoso negocio que lucra con la necesidad.
El punto delicado está en el precio: según empresarios del ramo, el metro cúbico de agua fue pagado con un sobreprecio que asciende a 84 millones de pesos. Aseguran que ellos pudieron haber hecho el mismo trabajo, pero un 32% más barato. ¿Casualidad? ¿Ineficiencia? Nada de eso: todo indica que se trató de un negocio bien planeado, disfrazado de licitación, pero con dedicatoria. Una licitación más preparada que los licuados del mercado Hidalgo.
LO QUE ME TEMÍA
La semana pasada advertí en este espacio que las cosas se estaban tensando en Estados Unidos con los migrantes, y que ese clima podía detonar conflictos mayores. Lamentablemente, ya lo estamos viendo: la disputa entre Israel e Irán amenaza con desestabilizar aún más la ya frágil paz mundial. La polarización avanza, y los conflictos a la orden del día.
ENCUESTAS FUERA DE CONTROL
Qué patético espectáculo el de las encuestas “a modo”. Hoy, cada político presume su propia “casa encuestadora” como si fuera una marca de ropa. Las cifras ya no informan: complacen. Y los dueños de estas empresas mercenarias se frotan las manos mientras engordan sus cuentas bancarias con el dinero (y el ego) de la clase política. Esto ya se salió de control: es un show de cifras manipuladas sin pudor. Viendo las que trae Morena, ya de plano perdieron la vergüenza.
REGRESO AL OSCURANTISMO
En lugar de avanzar hacia la transparencia, México parece retroceder a una época de opacidad institucional y San Luis Potosí es un ejemplo mayúsculo. Las dependencias estatales, ayuntamientos y partidos políticos se han vuelto cada vez más opacos, ignorando las obligaciones que marca la Ley de Transparencia. Y mientras tanto, la agonizante CEGAIP —ese organismo que debería garantizar el acceso a la información—deambula entre la omisión, la irresponsabilidad y la complacencia. El oscurantismo está de vuelta y nos lleva a un grave retroceso.