Estados Unidos cuenta con un arma clave que podría inclinar la balanza en la guerra entre Israel e Irán: la GBU-57. Se trata de la única bomba convencional con capacidad para destruir instalaciones nucleares profundamente enterradas, como las de Fordo.
Esta potente ojiva antibúnker, de más de 13 toneladas, puede penetrar decenas de metros bajo tierra antes de detonar, una capacidad que no posee Israel. En caso de una intervención directa, Donald Trump tendría en sus manos esta herramienta estratégica casi exclusiva.
¿Por qué esta bomba?
Aunque en cinco días el ejército israelí logró diezmar el mando militar iraní y numerosas instalaciones, "persisten muchas dudas sobre la eficacia de los ataques israelíes contra el núcleo central del programa nuclear iraní", declaró Behnam Ben Taleblu.
Según este experto de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un centro de investigación estadounidense de tendencia neoconservadora, "todas las miradas están puestas en Fordo".
En esta planta de enriquecimiento de uranio "no se han observado daños", según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
A diferencia de las instalaciones de Natanz e Isfahán, esta se encuentra a gran profundidad, a unos cien metros bajo tierra, fuera del alcance de las bombas israelíes.
"Solo Estados Unidos tiene la capacidad convencional" para destruir una instalación de este tipo, aseguró Mark Schwartz, general estadounidense que sirvió en Oriente Medio y ahora experto del centro de estudios Rand Corporation.
Esta "capacidad convencional", es decir no nuclear, es la GBU-57.
¿Cuál es el alcance de la bomba GBU-57?
Lo que hace única a esta bomba estadounidense es su capacidad para penetrar en la roca y hormigón.
La GBU-57 "fue diseñada para penetrar hasta 200 pies (61 metros) bajo tierra antes de explotar", señala el ejército estadounidense.
A diferencia de muchos misiles o bombas que detonan su carga al impactar, estas ojivas rompebúnkeres buscan primero enterrarse en el suelo y solo explotan cuando alcanzan la instalación subterránea.
Estas armas están diseñadas "con una carcasa de acero reforzado muy gruesa" para ayudar a "penetrar estas capas de roca", explicó Masao Dahlgren, especialista en armas del centro de investigación CSIS en Washington.
Esto explica su peso: más de 13 toneladas y 6,6 metros de largo.
Su eficacia también reside en su detonador, que no se activa al impactar, sino que "detecta cuándo la bomba alcanza una cavidad abierta" y "detona al entrar en el búnker", explica Dahlgren.
El diseño de esta bomba se lanzó a principios de la década de 2000. En 2009, se realizó un pedido de 20 unidades a Boeing.
¿Cómo se lanza la bomba GBU-57?
Los aviones estadounidenses B-2 son los únicos capaces de lanzar esta bomba.
Algunos de estos bombarderos estratégicos furtivos se desplegaron a principios de mayo en la base estadunidense de Diego García, en el océano Índico, pero a mediados de junio no había rastro de ellos, según un análisi de imágenes satelitales de PlanetLabs.
Gracias a su largo alcance, los B-2 que despegan desde Estados Unidos "son capaces de volar hasta Oriente Medio para realizar bombardeos; ya se ha hecho antes", afirma Dahlgren, del CSIS.
Cada B-2 puede transportar dos GBU-57.
Si se decide utilizarlas "no se limitarán a lanzar una (bomba) y listo, sino que utilizarán varias para garantizar un 100 por ciento de probabilidades de éxito", vaticina Mark Schwartz.
La superioridad aérea de Israel en Irán "reduce el riesgo" de una operación de este tipo, añade este general retirado.
Una intervención de este tipo "tendría un alto coste político para Estados Unidos", estima Behnam Ben Taleblu. Y "no es la única solución", añade.
En ausencia de esta bomba estadounidense, un ataque israelí contra un complejo subterráneo como Fordo podría implicar "intentar atacar las entradas, derrumbar lo que se pueda, cortar la electricidad", enumera este experto. Esta estrategia parece haberse hecho en la planta de Natanz.
Además existe una instalación nuclear reciente y poco conocida cerca de Natanz "probablemente incluso a mayor profundidad que Fordo" y "donde uno se pregunta qué está pasando allí", concluye.