El espacio fiscal con el que cuenta el Gobierno se redujo de 47 por ciento de los ingresos presupuestarios en 2014, a 32 por ciento para 2024, de acuerdo con datos de BBVA Research y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Medido como porcentaje del PIB, el espacio fiscal pasó de representar 10 por ciento en 2014, a 7 por ciento al cierre de 2024.
El espacio fiscal son los recursos disponibles del Gobierno después de hacer frente a gastos ineludibles como las pensiones o el costo financiero de la deuda.
Una reducción como la que registró México en la última década significa que el gasto que puede destinar el Gobierno a estimular la economía o algunos sectores productivos ya es "muy pequeño", porque casi todo el dinero está comprometido, explicó Víctor Manuel Herrera, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.
"Estamos teniendo un déficit muy alto porque nuestros ingresos son bajos con respecto al tamaño de la economía y tenemos poca flexibilidad para poder asignar gasto.
"El estándar internacional de lo que es un déficit fiscal moderado es de más o menos 3.5 por ciento; el año pasado acabamos con un déficit cercano a 6 por ciento, eso es muy alto en cualquier estándar internacional, es enorme", dimensionó el experto en entrevista el viernes pasado.
La mayoría de los economistas están esperando un déficit ampliado de entre 4 y 4.5 por ciento, mientras que el Gobierno planteó que será de 3.9 por ciento.
"La única manera de bajar deuda es dejando de gastar, si no, se nos encarece el costo de la deuda y nos bajan calificación", expuso Herrera.
El informe "Situación México" de BBVA México destaca que si bien la consolidación fiscal propuesta para 2025 es de casi dos puntos porcentuales, con las presiones del gasto público y el cada vez menor espacio fiscal para recortarlo, los requerimientos financieros del sector público serán de -4.3 por ciento del PIB para el cierre de año.
Añadió que es muy fácil dobletear el gasto como se hizo en 2024 con las obras insignia del Gobierno, que además coincidieron con el año electoral, pero es muy difícil cortarlo a la mitad, un reto que ahora tiene México.
"La fragilidad de las finanzas públicas prevista para los próximos años y factores como el agotamiento de fondos de emergencia, la ampliación de programas sociales, los apoyos a Pemex, y la ausencia de una reforma fiscal ponen en riesgo la trayectoria de la deuda pública, por lo que el Gobierno tendría que mantener déficits públicos cercanos al 2.0 por ciento del PIB, lo cual supone un reto fiscal importante", indicó BBVA.
El documento advierte que si sólo se logra reducir el déficit público a un promedio de 2.9 por ciento del PIB, la deuda podría alcanzar 58.3 por ciento del PIB en 2030, lo cual podría afectar la calificación crediticia del País y una probable pérdida del grado de inversión.