San Luis Potosí, SLP.- La Dra. Vieyle Cortez Gallardo investigadora de la Universidad de Alicante (España) y miembro del grupo científico “escarab”, ofreció un seminario en el IPICYT donde alertó sobre los preocupantes efectos ecotoxicológicos de los antiparasitarios en los escarabajos coprófagos.
La especialista explicó que los estudios realizados por el grupo científico “escarab” desvelan el impacto negativo que generan los antiparasitarios químicos, principalmente la ivermectina, uno de los medicamentos más utilizados para el control de parásitos del ganado. El uso no racional de estos antiparasitarios está afectando gravemente a los escarabajos coprófagos, insectos descomponedores que desempeñan un papel fundamental en la descomposición del estiércol y el reciclaje de nutrientes en los ecosistemas agrosilvopastoriles.
La Dra. Vieyle Cortez, especialista en el estudio de los escarabajos que comen estiércol (coprófagos), ofreció un seminario en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) sobre los efectos ecotoxicológicos de los antiparasitarios en estos insectos fundamentales para el equilibrio ambiental.
Durante su presentación la investigadora destacó cómo el uso no racional de antiparasitarios, como la ivermectina, genera residuos tóxicos que se eliminan en el estiércol, afectando de forma negativa a los escarabajos coprófagos. Estos insectos desempeñan un papel crucial en la descomposición del estiércol y el reciclaje de nutrientes en los ecosistemas agrosilvopastoriles.
Desde el 2012 -relata la Dra. Cortez- nos dedicamos a investigar cómo la ivermectina y otros antiparasitarios afectan a los escarabajos coprófagos, y hemos encontrado que el uso indiscriminado, de forma preventiva y rutinaria, afecta gravemente la supervivencia, reproducción, comportamiento y fisiología de estos insectos. Además la ivermectina se bioacumula en estos organismos, lo que representa un gran riesgo en la cadena trófica.
La investigadora advirtió que el uso indiscriminado de estos fármacos reduce la diversidad y abundancia de escarabajos coprófagos, poniendo en riesgo el equilibrio ecológico, ya que la pérdida de estos insectos causa una acumulación excesiva de excrementos, lo que impacta en la estructura del suelo y en la calidad de los pastos.
La Dra. Cortez explicó que una sola cabeza de ganado puede excretar aproximadamente de 25 a 50 kg de estiércol al día, lo que representa toneladas de excremento en los sistemas ganaderos. Los escarabajos coprófagos cumplen un papel esencial al descomponer este material, evitando que se acumulen en el suelo. Sin embargo, cuando sus poblaciones disminuyen, el estiércol se acumula, afectando no solo la estructura del suelo sino también la calidad de los pastos, haciéndolos menos nutritivos para los animales.
Ante esta situación, la especialista destacó la necesidad de implementar estrategias de manejo más responsables que equilibren el control de parásitos en el ganado con la conservación de la biodiversidad. Esto incluye el uso prudente de antiparasitarios, la alternancia con tratamientos naturales y el fortalecimiento de prácticas agroecológicas. “Si logramos que estas prácticas se adopten a nivel local, podríamos mejorar tanto la salud de los ecosistemas como la rentabilidad de los sistemas ganaderos”, explicó la investigadora.
La especialista señaló que, según su experiencia, a pesar de que la ivermectina se emplea desde hace décadas, la mayoría de los ganaderos desconocen su impacto negativo en los ecosistemas y el perjuicio económico que a final de cuentas trae para el sector pecuario. “Cuando compartimos toda esta información con los ganaderos, veterinarios y con los propios agentes sociales, la reciben de manera positiva, ya que reconocen que el retorno a prácticas tradicionales no solo tiene beneficios ambientales, sino también socioeconómicos”.
Para finalizar, la Dra. Vieyle Cortez subrayó que es fundamental que los resultados de las investigaciones científicas no se queden en los laboratorios, sino que lleguen a la comunidad ganadera y al público en general. “Es crucial que el conocimiento científico se transfiera a la sociedad para que podamos tomar decisiones más informadas. Si logramos aplicar estos modelos de ganadería sostenible, podremos revertir los efectos negativos y alcanzar un equilibrio ecológico que favorezca tanto al medio ambiente como a la producción ganadera”, concluyó.
La ponencia de la Dra. Vieyle Cortez pone en evidencia la necesidad de un cambio de enfoque en el manejo ganadero, donde el uso responsable de productos veterinarios y el cuidado de la biodiversidad sean pilares fundamentales. Mientras tanto, el llamado es a profundizar en la educación y concienciación sobre el impacto ambiental de las prácticas actuales para garantizar un futuro sostenible en el sector agropecuario.