Estimadas amigas y amigos de plano informativo, este 15 de mayoes una fecha que más allá del calendario escolar, merece una reflexión profunda sobre el papel fundamental que juegan las maestras y los maestros en la vida de todas y todos nosotros. Y es que, aunque a veces no lo notamos con claridad, su labor está presente en los cimientos de todo lo que somos y de todo lo que aspiramos a ser como sociedad. Desde la primera vez que un niño se sienta en un salón de clases hasta los niveles más avanzados de formación académica, ahí están ellos, acompañando procesos, sembrando curiosidad, formando criterio y fortaleciendo las bases de un futuro que aún no existe, pero que depende en gran parte de su guía.
Hoy el mundo cambia a una velocidad sin precedentes, con desafíos cada vez más complejos que requieren no solo conocimiento técnico, sino también empatía, pensamiento crítico y compromiso ético. Y es precisamente ahí donde las y los docentes se convierten en piezas clave. No solo instruyen, también acompañan, detectan necesidades, alientan talentos, corrigen el rumbo cuando es necesario y, sobre todo, creen en sus estudiantes incluso antes de que estos crean en sí mismos. Esa es, quizás, una de las más grandes virtudes de quienes eligen enseñar.Quienes hemos tenido la oportunidad de estar al frente de un aula, sabemos que no es una tarea sencilla. Preparar una clase no es simplemente elegir un tema y presentarlo. Requiere planificación, sensibilidad, tiempo extra fuera del horario marcado, y una enorme disposición emocional para adaptarse a lo que cada grupo y cada estudiante necesita. Una hora en el aula puede ser un reto inmenso, pero también una de las experiencias más significativas que se pueden vivir. Enseñar es, en muchos sentidos, una forma profunda de servicio.
Y aunque hoy hablamos de los maestros en el sentido académico, también vale la pena abrir espacio para aquellos que, sin pizarras ni títulos formales, nos han dejado enseñanzas profundas. Los maestros de vida, esos que con un consejo, una experiencia compartida o una palabra en el momento justo, nos ayudaron a ver con más claridad el camino. También a ellos, nuestro reconocimiento.
Por eso, hoy más que nunca, es momento de agradecer. A quienes eligieron esta vocación aun sabiendo que no siempre sería bien remunerada, que muchas veces tendrían que suplir con creatividad lo que falta en recursos, y que en ocasiones darían mucho más de lo que su contrato exigía. Gracias por sostener con su trabajo a generaciones enteras que, paso a paso, van construyendo una mejor ciudad, un mejor estado, un mejor país, y ojalá también, un mejor mundo.
Desde este espacio, amigas y amigos de plano informativo, quiero invitarles a que hoy hagan una pausa para recordar a esa maestra o maestro que les dejó una huella. Compartan esa memoria en casa, cuéntenle a sus hijos, a sus padres, a sus amigos, lo que significó ese acompañamiento. Porque en ese acto de recordar también estamos reconociendo y valorando el poder transformador de la enseñanza.
De corazón, gracias por su lectura.
Facebook: AranzaPuenteSLP Instagram: @AranzaPuenteslp