Este 13 de mayo, el mundo celebra los 75 años del nacimiento de Stevie Wonder, uno de los artistas más influyentes y prodigiosos de la historia de la música. Nacido en 1950 en Saginaw, Michigan, como Stevland Hardaway Judkins, Wonder transformó para siempre el soul, el pop y el R&B, dejando una huella imborrable con su talento innato, su activismo y su espíritu revolucionario.
Ciego desde la infancia, Stevie demostró un virtuosismo musical desde muy temprana edad. A los 11 años fue descubierto por Motown y, apenas un año después, ya era conocido como “Little Stevie Wonder”. Con el tiempo, su voz, su dominio del piano, la armónica y la batería, y su inagotable capacidad creativa, lo catapultaron a la cima.
En los años 70, Wonder alcanzó su pico artístico con una serie de álbumes visionarios como Talking Book, Innervisions, Fulfillingness' First Finale y Songs in the Key of Life, considerados auténticas obras maestras. En ellos, combinó innovación sonora con profundas letras sociales, políticas y espirituales. Su música no solo encantó, también provocó reflexión.
Ganador de 25 premios GRAMMY y autor de himnos universales como Superstition, Isn’t She Lovely o I Just Called to Say I Love You, Stevie Wonder es mucho más que un ícono: es un símbolo de esperanza, inclusión y resistencia. Su activismo fue crucial para que en EE. UU. se reconociera el Día de Martin Luther King Jr. como feriado nacional.
Hoy, a sus 75 años, el legado de Stevie Wonder sigue vigente. Su influencia se percibe en artistas de todas las generaciones y géneros. Más allá de los récords y los premios, su verdadera contribución ha sido recordarnos, a través de la música, que los sueños no tienen límites cuando el alma es libre.