Lunes 12 de Mayo de 2025 | Aguascalientes.
columnas

Un mal entendimiento de la democracia

José Luis Solís Barragán | 11/05/2025 | 20:30

CUANDO SE PIENSA EN democracia sin duda alguna viene a nuestra mente el derecho de los ciudadanos de acudir a las urnas a elegir a sus gobernantes, o incluso recordamos aquella frase de Abraham Lincoln que establecía que era el “gobierno del pueblo y para el pueblo”.
 
EL GRAN PROBLEMA DE ESTA conceptualización general que se tiene de la democracia es que es bastante maniquea, ya que el derecho a votar no implica en sí mismo democracia; y sobre esto va un ejemplo bastante interesante, en la cúspide del poder de Hugo Chávez en Venezuela, pocos podrían afirmar que era un país democrático, sin embargo, la mayor parte de su población consideraba que se vivía en una democracia.
 
ESTO SOLO SE PUEDE EXPLICAR con esa visión simplista de que las urnas hacen a los países democráticos; es por ello que resulta necesario profundizar las características de una democracia, y es por ello que este sistema político debe tener su base en un Estado de Derecho, mecanismos de control del poder, y el mejoramiento constante de la calidad de vida del ciudadano.
 
ESTOS TRES ELEMENTOS QUE SE pronuncian con mucha facilidad tienen connotaciones tan complejas que hace difícil tener democracias plenas, ya que implica: la sujeción de la autoridad y la ciudadanía a la norma, sistemas de pesos y contrapesos, rendición de cuentas, eficiencia y eficacia en el servicio público, pleno ejercicio de derechos del ciudadano y por supuesto el cierre de brechas de desigualdad entre la población.
 
ES JUSTO POR ELLO QUE HABLAR de democracia no es un tema menor y derivado de estas expectativas con que la asumimos, es que hay un desencantamiento generalizado, ello tiene a nivel global a las democracias liberales en plena crisis, lo que lleva a los países a tomar rumbos de sistemas menos democráticos o incluso autoritarios, todo en aras de “solucionar” aquellos gubernamentales tan enraizados en las naciones.
 
ESTA CRISIS DE LA DEMOCRACIA liberal no es ajena a nuestro país, México vivió de transición democrática por décadas, se asumió la necesidad de cambios progresivos muy lentos, que nos llevara a una dispersión del poder para disminuir la preponderancia del Poder Ejecutivo, pero el descanto generalizado hizo que nuevos aires cambiaran el rumbo al que se dirige nuestra nación, sin que ello implique una aniquilación a la democracia por sí misma.
 
SEGÚN UNA ENCUESTA DE Latinobarómetro del año 2024 nos dice que el 50% de los mexicanos se encuentran muy o algo satisfecho con el funcionamiento de la democracia, cifra que pudiese parecer raquítica, pero que en realidad es el registro más alto desde 1995, que fue el año en que comenzó esta medición.
 
ESTA MEDICIÓN CONTRASTA CON el desmantelamiento institucional de la dispersión del poder que se vivió como parte de la transición y alternancia política; esta percepción ciudadana no coincide con lo que se lee por diversos analistas que auguran que la democracia mexicana se encuentra en “golpe técnico”.
 
Y ENTONCES ¿QUÉ ESTÁ pasando? Es que nada cobra sentido si asumimos que la elección del Poder Judicial por sí misma restará legitimidad institucional, comprometerá la independencia e imparcialidad, y encarecerá para el ciudadano una de las funciones esenciales del estado, como es la justicia; pero la ciudadanía muestra una mayor satisfacción democrática en este momento, que cuando el poder se dispersó entre un mayor número de órganos que aspiraban a su tecnificación.
 
ES QUE ESTO SOLO SE EXPLICA por esa visión maniquea de la democracia, es decir, asumir que la existencia de urnas garantiza su existencia; por ello tiene sentido el dicho de Claudia Sheinbaum de que, si el 5 o 10% de la lista nominal participa, la elección judicial será todo un éxito, dado que antes, solo era una persona quien designaba.
 
LA DEMOCRACIA EN MÉXICO NO se encuentra en juego en las urnas para elegir juzgadores, se encuentra en el parlamento abierto en materia de telecomunicaciones, en el proceso de implementación para garantizar el acceso a la información, en visión crítica del ciudadano que frene los abusos del poder, en la necesidad de reinstaurar contrapesos y, por supuesto, de desterrar por completo el virus de un partido hegemónico que destruya la pluralidad democrática.
 
EL MAL ENTENDIMIENTO DE LA democracia causó un fuerte daño a las finanzas públicas con la cancelación del aeropuerto, golpeó a la inversión privada y hoy es el arma que pone fin al último contrapeso activo y sólido que teníamos el sexenio pasado.
 
HOY ESTAMOS EN LA PARTE FINAL del proceso por el que se rediseña la democracia mexicana, en el cambio de rumbo que le dio la cuarta transformación y será el momento en que empecemos a ver las consecuencias del nuevo diseño y por supuesto, será el momento de asumir responsabilidades.