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Iglesia potosina llama a valorar la maternidad y la vida desde la concepción en el mes de Mayo

Ericka Segura | Plano Informativo | 05/05/2025 | 15:45

San Luis Potosí, SLP.- El mes de mayo es tradicionalmente un tiempo de reconocimiento y gratitud hacia las madres, una figura esencial en la vida familiar y social. En México, el 10 de mayo se celebra el Día de las Madres como una fecha especial para rendir homenaje al amor, entrega y sacrificio que implica la maternidad. Esta celebración tiene raíces culturales y religiosas profundas, y en este contexto, el arzobispo de San Luis Potosí, monseñor Juan Alberto Cavazos Arizpe, destacó la importancia de este rol y la necesidad de fortalecer los valores familiares.
 
“El amor de una madre es el centro de la relación con sus hijos y eso ayuda a renovar el amor familiar”, expresó el arzobispo, quien subrayó que mayo también es un mes dedicado a María Santísima, madre de Jesús, ejemplo supremo de ternura, entrega y amor incondicional.
 
Recordando el sacrificio de Cristo en la cruz, monseñor Cavazos señaló que “Jesús nos dejó a su madre Santísima como guía de ternura. Necesitamos esa figura materna que humanamente da sentido y consuelo a nuestras vidas”.
 
Durante su mensaje, lamentó profundamente los casos de abandono infantil y los abortos conscientes, fenómenos que, dijo, reflejan una pérdida de sensibilidad y respeto por la vida. “El valor de cada persona comienza desde el vientre materno. Desde que se unen el óvulo y el esperma, inicia una nueva vida, un dinamismo distinto dentro del organismo de la mujer. Ahí ya hay un ser humano en potencia”, subrayó el arzobispo.
 
En ese sentido, hizo un llamado a la sociedad potosina a valorar la maternidad y a reconocer la dignidad de cada vida humana. Exhortó a generar conciencia sobre el papel vital de la mujer como madre, así como a brindar apoyo a quienes atraviesan situaciones difíciles durante el embarazo o la crianza.
 
Finalmente, monseñor Cavazos invitó a vivir este mes con una mirada de fe, reconociendo el amor maternal como un don invaluable que debe ser protegido y celebrado, tanto en lo humano como en lo espiritual, tomando como modelo a María Santísima, madre de todos.