Colombia cultiva más hoja de coca que ningún otro país en el mundo. Una gran parte de su producción proviene de las montañas del Cauca (suroeste), donde casi todas las parcelas de tierra cultivable se llenan con esta planta.
El más reciente reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estimó la producción anual de cocaína en el país sudamericano en 3 mil toneladas, unas ocho veces más que en 2012, cuando los esfuerzos para su prohibición estaban en su punto más álgido.
Desde que llegó a la Presidencia en 2022, el Mandatario colombiano, Gustavo Petro, ha dirigido los esfuerzos de la lucha antidrogas hacia la incautación y el ataque a los eslabones más lucrativos del narcotráfico, mientras ayuda a las comunidades rurales a transitar hacia alternativas legales.
Los Gobiernos previos estaban más centrados en la erradicación, ya que Estados Unidos financió durante muchos años esa política a través del Plan Colombia.
Según un artículo publicado en el diario The Wall Street Journal, la menor represión antidroga, combinada con la expansión del cultivo de la hoja de coca, las mejoras de la cadena de suministro y la fuerte demanda de los consumidores han impulsado el tráfico de cocaína a cifras récord.
Crisis violenta
La oferta de la droga ha crecido tanto que el precio de la hoja de coca se ubica en mínimos históricos, según funcionarios antidroga estadounidenses y de la ONU.
Sin embargo, los precios al por menor del kilogramo de cocaína registran alzas sin precedentes, sobre todo en países remotos como Hong Kong y Arabia Saudí. En Australia, un kilo de esta droga se vende por más de 200 mil dólares, entre ocho y 10 veces por encima de su valor en las calles de Miami, según los investigadores.
El desplome de los precios de la hoja de coca dio oportunidad a que se impulsaran programas gubernamentales para incentivar a los agricultores colombianos a cambiar sus plantaciones.
Pero los grupos criminales también atacan a los líderes comunitarios que defienden la sustitución de cultivos. En 2023, fueron asesinados al menos cuatro de estos líderes en Colombia, según la organización no gubernamental Indepaz, citada por el sitio web InSight Crime.
El mismo año, los territorios que registraron mayor incremento neto de cultivos de coca fueron Cauca y Nariño (suroeste), bastiones de los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que controlan la economía y la vida cotidiana de extensas zonas campesinas con su brazo violento.
Para impulsar la cadena de suministro, la delincuencia organizada y sus cómplices desarrollan armadas de cocaína, o emplean narcosubmarinos semisumergibles que transportan grandes cargamentos a mayores distancias.
Alcances
En octubre, la Guardia Costera de Estados Unidos incautó cinco toneladas de cocaína estibadas en un semisumergible que viajaba de Colombia a Australia. Según las autoridades, el cargamento estaba valorado en cientos de millones de dólares.
El consumo de cocaína entre los estadounidenses se ha mantenido en niveles estables durante la última década, pero la forma en que se vende y su composición han cambiado.
Derek Maltz, director en funciones de la DEA, destacó que las pruebas de laboratorio realizadas por su dependencia revelan que una cuarta parte de la cocaína vendida en Estados Unidos por traficantes callejeros contiene fentanilo, un opioide sintético altamente adictivo.
Los estadounidenses se mantienen como los principales consumidores de cocaína, pero las técnicas de producción y las redes de distribución llegan a nuevos clientes en Asia, África y otros lugares.
Se estima que 23 millones de personas consumieron cocaína en 2022, según un informe de la ONUDD con los últimos datos disponibles. En 2016, esa cifra alcanzaba los 18 millones.